¿Cómo ganar la batalla contigo mismo?

Una persona pelea crueles batallas en el camino hacia lograr la meta de la creación, ataca y lucha con problemas. Es tan difícil alcanzar esta meta y de hecho, es prácticamente imposible ya que está en contra de nuestra naturaleza. No podemos trascender la naturaleza; no tenemos los poderes para eso.

Una persona puede trabajar sólo en el rango de oportunidades que se le dan. La meta que buscamos, tratando de descubrir el mundo espiritual y llegar a la equivalencia de forma con el Creador, está por encima de nosotros y es opuesta a nuestros atributos, entonces una persona simplemente no puede hacerlo.

Por lo tanto, Rabash dice que un grupo unido de personas debe reunirse, en un lugar, bajo el liderazgo de un hombre, bajo la influencia de Arriba, del maestro, el Creador, el grupo, y todos sus miembros. Sólo entonces seremos capaces de dar algún paso hacia cambiar nuestra naturaleza.

No es tan malo que no podamos cambiarnos a nosotros mismos. El problema es que a pesar de todo, estamos constantemente tratando de llegar a la meta por nuestra cuenta: nos enojamos, presionamos, y operamos como acostumbramos en este mundo- atacando una y otra vez, haciendo un esfuerzo colectivo. Pensamos que pelearemos y ganaremos.

Pero no podemos tener éxito y ganar de esta manera. Eventualmente tenemos que llegar a un estado en el cual realmente queremos la meta deseada, pero no podemos alcanzarla. Este es el reconocimiento al que debemos llegar.

Tenemos que pelear, tenemos que intentar, pero mientras más nos digamos entre nosotros que necesitamos la ayuda de Arriba, menos energía gastaremos en vano.

¿Por qué debemos pelear en vano contra este monstruo, que es nuestra naturaleza egoísta? No seremos capaces de vencer al ego mediante nuestros propios poderes ya que estos surgen del mismo ego. Es imposible vencer al ego con poderes egoístas; ¡una persona se engaña a sí misma!

Es por eso que se nos dio un grupo. Una persona comienza a entender que mientras luche solo, permanecerá en el mismo sistema, en una vasija, en su propia crisálida. Él dará vueltas alrededor de sí mismo como un perro persiguiendo su propia cola y nunca saldrá de este círculo cerrado.

Si él entiende esto, él comienza a buscar un grupo. Podría ser que haya estado en el grupo por mucho tiempo, pero no está consciente de que este es un entorno que se le dio para que trabajara en este. Pensaba que esos eran sólo amigos con los que estudia y cena como es aceptado en nuestro mundo. Pero eventualmente se decepciona de sus propios poderes y entiende que necesita ayuda de Arriba.

Él no ve al Creador y no sabe cómo acudir a él. Él no sabe si el Creador escucha sus peticiones o no, y si Él responde. Tal vez sólo está clamando en el desierto, desperdiciando sus esfuerzos y atormentando su corazón. Pero no siente que eso lleve a ningún resultado.

Cuando entiende que está perdido sin el apoyo de los amigos, él realmente necesita un grupo.

De otra manera nada lo ayudará y terminará su vida como el animal como el cual nació. Desde ese momento en adelante comienza a mirar a su entorno de forma diferente. Él entiende que se le entregó por una razón, y que el Creador lo ha traído hasta su buen destino y le dijo “¡tómalo!”
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(De una charla dedicada al día de remembranza de Rabash 20 de septiembre del 2012)

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