Baal HaSulam, Carta N º 39: «… Sepan que desde los tiempos del Arí y hasta hoy, no hubo nadie que pudiera entender el método del Arí en sus raíces. Y he aquí, por gracia del superior se me ha concedido ser la reencarnación del alma del Arí, y esto no me fue dado por mis buenas obras, sino por el deseo del Supremo.
«Se oculta incluso de mí el por qué fui elegido para esta alma maravillosa, que ningún hombre ha merecido desde el momento de la muerte del Arí y hasta hoy en día. Pero no puedo decir nada más sobre esto porque no es mi costumbre hablar de secretos milagrosos…».
Baal HaSulam no reveló los secretos superiores no porque esto fuera en contra de sus reglas, sino porque simplemente nosotros no tenemos esa posibilidad…. Sin embargo, a partir de sus composiciones podemos ver lo especial que era esta persona, que nos fue enviada desde los cielos. Esta alma estaba destinada a unirnos a nosotros dentro del sistema superior. Yo ni siquiera sé cómo llamarla. Esta no es una «persona» y ni una fuerza humana. No es la clase de alma que podría estar presente entre nosotros y así ser capaces de llegar a asimilarnos o a acercarnos a ella.
Recuerdo esto desde el momento en el que estuve al lado de mi maestro Rabash durante su vida en este mundo. Tú estas al lado de un cuerpo físico: Tú lo llevas a un sauna, al mar, tomas un paseo junto con él, cuidas de él en un hospital después de una cirugía, pero todo eso es solo un cuerpo. Sin embargo, el alma que está dentro es algo completamente separado de ti y no puedes tocarla de ninguna manera, no importa lo que hagas. Se encuentra en una dimensión diferente y no hay conexión entre ella y el cuerpo.
Si me sentía de tal manera al lado de Rabash, entonces es imposible siquiera imaginar cómo se sentiría él al estar al lado de su gran padre, el hombre que escribió el Talmud Eser Sefirot, el Comentario al Libro del Zóhar, y que fue capaz de explicar cualquier palabra escrita en los libros sagrados en el lenguaje de insinuaciones o leyendas a través del lenguaje del alcance espiritual. ¡Simplemente no se trataba de una persona!
Se nos ha concedido el gran honor de estar, por lo menos un poco, en relación con sus revelaciones, y en la medida de nuestra limitada comprensión, de los deseos no corregidos, y de la carencia de alcance espiritual, de empezar, no obstante, a realizar su método. Tenemos que estar infinitamente agradecidos por ello y ser conscientes de que se trata de un privilegio especial que se nos ha dado, y que aun ni siquiera podemos comprender bien; una conexión con tan enorme alma.
Es como un bebé que nace como un príncipe por herencia y que no parece merecer tal honor en ninguna medida. Así es como hemos nacido y se nos ha concedido el pertenecer a almas tan especiales que fueron escogidas de entre toda la humanidad, que por lo menos saben lo que está sucediendo con ellas, que entienden la causa y los efectos, todo el proceso, y todo lo que está tomando lugar en el mundo. Y gracias a ellas, no seguimos siendo hombres ciegos y miserables.
(57005 – De una charla en la comida dedicada a día en memoria de Baal HaSulam del 10/8/11)
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