Dos: uno opuesto al otro

Dr. Michael LaitmanBaal HaSulam, Talmud Eser Sefirot, parte uno, «Histaklut Pnimit«: ítem 12: Ahora pueden ver cómo Ohr Ein Sof partió de su Atzmut, en lo cual no podemos pronunciar ninguna palabra, ni definir por medio del nombre de Ohr Ein Sof. Esto se debe a este que discernimiento anterior, en esa Ohr, se encuentra el deseo de recibir de Su Atzmut incorporado en ella.

La Luz es «algo de la nada». El deseo de recibir fue creado en esta Luz. El deseo, que es llenado gradualmente por la Luz, comienza a sentir la Luz y es impreso por ella. A pesar de que la Luz es lo primero y que comenzó todo el proceso y es la que otorga, nosotros hablamos acerca del deseo que se desarrolla y de cómo cambia éste bajo la influencia de la Luz. Una y otra vez, él siente la Luz de diferentes formas, y, en general, se trata de cómo se revela la Luz dentro del deseo. Los dos están incorporados en todos los estados que atraviesan. Con el tiempo, toda la creación, toda la realidad, todo aquello de lo que podemos incluso hablar, sólo está allí dentro de la conexión entre ellos. No existe nada, además de estos dos elementos.

Esto significa que no hay nada con lo que debamos confundirnos. Siempre debemos tener en cuenta una formación simple: una Luz y un deseo. La Luz opera constantemente en el deseo con el fin de otorgarle, y el deseo se desarrolla gradualmente al pasar por diferentes fases.

No hay retrocesos ni saltos en este camino, sólo una secuencia de estados que son creados dentro del deseo por la constante influencia de la Luz que es buena y benevolente. Como resultado de ello, el deseo se desarrolla hacia un creciente llenado, y debe sentir y atravesar diferentes fases, revelando así a aquel que otorga.

Las etapas de este proceso son llamadas grados, mundos, Partzufim y Sefirot, y estas están relacionadas con el desarrollo general del deseo por la Luz. Eventualmente, el deseo comienza a sentirse a sí mismo. Él siente quien lo llena, quien se hace cargo de él, y cómo puede responder a eso.

Este proceso es inevitable, por supuesto. El deseo no puede determinar cómo se desarrollará exactamente y en qué orden, pero en un momento dado puede determinar cómo responder a este proceso de desarrollo; cómo recibir la diferente manera de su desarrollo con el amor, el cual siente primero como algo agradable, luego como algo no tan placentero, y posteriormente, incluso como algo terrible; e identificarse con la Luz.

Entonces, el deseo deja sus propias fronteras, trasciende su naturaleza inicialmente creada por la Luz en el primer punto de la existencia, y alcanza el punto opuesto. En vez de ser un deseo, es como si se convirtiera en totalmente en la Luz, adquiriendo de la Luz toda la intensidad de su otorgamiento.

Así, los dos son opuestos entre sí, y la Luz desarrolla constantemente al deseo. Más tarde, en un cierto punto, el deseo puede determinar por sí mismo su relación con la Luz. Todo este proceso es obligatorio, pero el deseo puede cambiar su actitud frente a lo que está sucediendo, a la fuerza que opera en su interior.

(104832De la 3° parte de la lección diaria de Cabalá del 12 de abril del 2013, El Estudio de las Diez Sefirot)

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