El vidrio no espera a la bala

Dr. Michael LaitmanBaal HaSulam, «Introducción a El Libro del Zóhar», ítem 33: Y debes saber que cualquier contento de nuestro Hacedor, proveniente del otorgamiento sobre Sus criaturas, depende del grado en el que las criaturas lo sientan a Él,  que Él es el dador, y que Él es el que las deleita. Porque entonces Él toma gran placer en ellas, como un padre que juega con su amado hijo, según el grado en que el hijo sienta y reconozca la grandeza y exaltación de su padre y su padre le muestra todos los tesoros que ha preparado para él…

Pregunta: ¿Cómo se combina este «juego» con el sufrimiento en el camino?

Respuesta: Cuando la persona comienza a trabajar con la espiritualidad, ella se divide en dos partes. Por una parte quiere adquirir el deseo de otorgar, y por otra parte, quiere corregir su deseo de recibir sobre el cual construye el otorgamiento. Por lo tanto ella sufre dentro del deseo de recibir y tiene placer dentro del deseo de otorgar.

Pregunta: ¿Es posible sentir el juego antes de cruzar el «Majsom»?

Respuesta: No. Porque el «juego» es una relación con el Creador en la cual yo estoy conectado con Él, estamos juntos en un abrazo, en amor, en la que Él me llena ¿Cómo es posible sentir esto dentro de las vasijas dañadas? Si el Creador se revelara antes del Majsom, permanecería por siempre dentro de las vasijas en aras de la recepción y yo ya no tendría éxito en escapar de la Klipá. Incluso en el momento de la Shevirat ha Kelim (la ruptura de la vasija), el placer no entra en el deseo de recibir con el propósito de la recepción, porque su Masaj fue roto previamente. Entonces el vidrio comienza a romperse antes de que la bala lo impacte.

El placer espiritual que recibo en aras de la recepción me succionaría por siempre. Las drogas y otras adicciones en nuestro mundo son sólo una pequeña probada de ello. Tras la restricción (Tzimtzum), la Luz ya no puede entrar en la vasija sin un Masaj (pantalla). En el momento en que ésta se acerca, incluso antes de su entrada, la vasija se rompe inmediatamente, porque no está lista para recibirla, para sentirla. Entonces queda sólo un Ner Dakik (vela delgada) cuya meta es corregir la ruptura.

 La Luz nunca entra en el deseo de recibir. Esto se debe a que la ley de equivalencia de forma que precedió la creación está latente en el pensamiento de la creación, y es el deseo del Creador que la criatura sea como Él, es decir, perfecta.

Precisamente a partir de la ruptura, de la distancia, nosotros alcanzamos el «juego». El camino comienza con un gran anhelo, con la sed. Porque el juego no es simplemente placer. Es decir, yo estoy en contacto constante con Él, lo «saboreo» a Él, experimento una amplia variedad de sensaciones por todos los lados y maneras. El juego no es placer «fácil y barato», en su lugar es algo que nunca dejamos de disfrutar, descubrimos cada vez más posibilidades nuevas. Pero mientras tanto no sabemos qué es el verdadero placer que proviene del otorgamiento.
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De la 4º parte de la Lección diaria de Cabalá del 1/20/14, Escritos de Baal HaSulam

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