Examina el árbol del bien y el mal

Si no cultivamos en nosotros una sensibilidad hacia el bien y el mal, no sabremos cómo emplearlos de la manera correcta. Todo depende de la sutileza de la percepción.

Además, es importante determinar qué es bueno y qué es malo y puesto que, por lo general, lo que es bueno para el egoísmo de una persona él lo considera como bueno, mientras que lo que lo daña como malo. Así que, ¿cuál es el punto de referencia para definir el bien y el mal? ¿Es en relación conmigo, con la sociedad, o con el Creador? ¿Qué es de todos modos lo «bueno» y lo «malo»?

Hoy, nos encontramos ante un gran problema. Por toda nuestra historia, hemos estado haciendo lo que es mejor para nosotros mismos, tomándonos la libertad de distribuir el petróleo crudo y la gasolina, contaminando nuestro hábitat, y sin preocuparnos por nada, hasta que tuvimos la oportunidad de ver, con horror, lo que hemos hecho. Sin embargo, no hay vuelta atrás. Los científicos dicen que el destino del mundo está decidido: Hemos pasado del punto de no retorno y no podemos recuperar su arruinado bienestar.

Por lo tanto, lo que solíamos ver como bueno se ha convertido en malo. Si hubiéramos sido más sensibles en el pasado y hubiéramos sido capaces de ver las cosas de la manera correcta, no habríamos hecho lo que hicimos. En este punto, nuestra capacidad para tomar decisiones en gran medida depende de nuestros sentimientos. Después de todo, el deseo es la fuerza primaria, y la mente se desarrolla junto a él con el fin de realizar lo que el deseo quiere. La inteligencia crece únicamente con el fin de contribuir al alcance de lo deseable.

Pienso en lo que quiero conseguir, y cuanto más lo deseo, más pienso en ello. De acuerdo con eso, mi mente se desarrolla en mis intentos de obtener lo que deseo. Por lo tanto, al lado de un gran deseo, siempre hay un gran espíritu, mientras que al lado de un pequeño deseo, hay una mente pequeña. Esta es la forma en la que se realizan. Este desarrollo también se produce en las células vivas, así como en el interior de la persona entera.

Por lo tanto, a medida que desarrollamos una mayor sensibilidad interna hacia el bien y el mal, nuestra mente crecerá junto con esta en el mismo grado, y nos haremos más sabios. La única pregunta es ¿qué criterios podemos usar para determinar cuándo tratamos con el bien y cuándo con el mal?

(35697 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 18 de Febrero del 2011, «La Libertad»)

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