Ganando la contienda con el Creador

El propósito de la creación es hacer el bien a Sus criaturas, hacerlas similares a Él. Cualquier cosa menor a esta, no es considerada buena.

Para alcanzar esa meta, tenemos que observar dos condiciones: por un lado, la criatura tiene que estar separada del Creador, ser aparentemente una realidad por sí misma. Por otro lado, la criatura tiene que ser similar a Él. ¿Cómo podemos combinar los dos opuestos en uno? Para este propósito, el Creador creó un atributo de recepción que es opuesto a Él y entonces impartió este deseo de recibir con Su propio atributo de otorgamiento. Por lo tanto, una criatura tiene dos atributos: el deseo de recibir y el deseo de otorgar.

Pero una persona no sabe qué desear. Atrapado en medio de los dos deseos iguales, no será capaz de hacer nada para elegir alguno de ellos. Es por eso que el Creador siempre despierta el deseo de recibir, la naturaleza primordial, fundamental, que separa al hombre de Él. En cuanto al deseo de otorgar, uno debe permanecer pidiéndole al Creador que lo despierte, que le de fuerza.

Al estar en «términos amistosos» con el deseo de recibir, una persona está en paz consigo misma, mientras permanece opuesta al Creador. Si demanda que el deseo de otorgar reine en él, prefiere ser como el Creador. Así es como crecemos, no como una «función» de los dos deseos, sino al preferir constantemente una similitud aún mayor con el Creador. La clave para nosotros es no saltar desde el otorgamiento como la meta a lo largo de todo el camino.

Dejando que el Creador remueva constantemente el deseo de recibir. Nuestro trabajo es el de «bypass» del Creador, permaneciendo  delante de nuestro egoísmo, y aceptando su crecimiento sólo bajo la condición de que el deseo de otorgar prevalezca.

Resulta que estamos en competencia con el Creador: Él erige a Esaú en nosotros, y nosotros demandamos que Él eleve a nuestro Jacob. En el curso de esta carrera, la persona crece y alcanza su propósito. En la línea de meta uno alcanzará un deseo de disfrutar totalmente rendido y una vestidura completa sobre él: el atributo de otorgamiento.

El resultado de la contienda es una victoria sobre el Creador, como está escrito: «. Mis hijos me han vencido» Y entonces viene el regocijo universal descrito por Baal HaSulam en la parábola sobre la  elevación del esclavo.

(31715 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 01/04/2011, «¿Qué significa que si el bien crece también el mal crece en el trabajo?»)

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