No hay nada que envidiar

Dr. Michael LaitmanPregunta: ¿Porque queremos recibir naturalmente la Torá como un cierto bien, que se «supone» que recibimos?

Respuesta: Y ¿quién dijo que la Torá, el método de la corrección, se percibe como bueno?

Se nos dice: «Yo cree la inclinación al mal, e hice la Torá como su condimento». El Creador creó, por una parte, el mal, y por otro lado, un «condimento», contra él, la fuerza de corrección. Pero ¿qué bien hay en esto? ¿Qué hay de bueno si tengo un carro dañado que debo reparar?

Miren el mundo. ¿Quién envidia al pueblo judío porque recibió la Torá? Exceptuando las personas que son atraídas hacia el propósito de la creación, la corrección, otros pueden traer una variedad de definiciones de la Torá, y nadie nombraría la Luz que Reforma. Nadie dirá que la esencia de la Torá es la corrección del mal en uno mismo y que nosotros mismos necesitamos sumergirnos en este proceso.

Nuestra definición de Torá como la Luz que Reforma no parece ser un buen augurio. Estamos hablando de la fuerza de corrección que confronta todo el mal que se revelaría en nosotros.

La revelación del mal siempre es muy incómoda, desagradable, y nada dulce. Esto es algo terrible: Una grave enfermedad y una cura para esto.

No es una coincidencia que los niños pasen por algunas enfermedades que asegurarán su inmunidad continua. Nosotros necesitamos experimentar cada estado en el camino, descubrir el mal cada vez, sufrir por esto, y luego corregirlo.

Entonces, ¿quién necesita esto? En la definición correcta de esta palabra, el término «Israel» no le promete a nadie una vida dulce. Si miran la historia del pueblo judío, entonces no hay nada que envidiar. Sólo un puñado de personas en el mundo se agrega a Israel para compartir su destino. Quizá ellas hayan heredado su atracción de las Reshimot (Reminiscencias) de las tribus perdidas.

Es difícil esperar una influencia masiva allí donde estamos trabajando contra el egoísmo.
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De la cuarta parte de la Lección diaria de Cabalá del 7/9/14, «La unidad del pueblo»

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