La incubadora de la inmortalidad

Dr. Michael LaitmanRabash, «El rezo de muchos»: Con esto, nosotros podemos interpretar las palabras del santo Zóhar, las cuales aconsejan a aquellas personas que tienen una demanda interna, a quienes no pueden aceptar el estado en el que se encuentran, porque no ven ningún progreso en el trabajo de Dios, y creen lo que está escrito (Deuteronomio 30:20), «Ama al Señor tu Dios, escucha Su voz, y adhiérete a Él; porque esta es tu vida y la prolongación de tus días». Ellas ven que carecen de amor y Dvekut [adhesión /apego] y no sienten la vida en la Torá o no saben cómo encontrar consejo para que sus almas lleguen a sentir en sus órganos aquello de lo que el texto nos habla.

El consejo es pedir por todo el colectivo. En otras palabras, al ver todo aquello que siente que le falta y por lo cual pide llenado, la persona no debe decir que es una excepción, es decir que merece más de lo que tiene el colectivo. Más bien, «Yo habito en medio de mi pueblo», lo cual significa que yo estoy pidiendo por todo el colectivo, porque quiero llegar a un estado en el que no tenga que preocuparme en absoluto por mí, sino sólo de darle contento al Creador. De tal manera que para mí no hay ninguna diferencia en el hecho de que el Creador se complazca en mí o que reciba el placer de los demás.

En otras palabras, ella le pide al Creador que nos dé una comprensión llamada, «enteramente para el Creador». Esto significa que ella pueda tener la certeza de que no está engañándose a sí misma creyendo que quiere otorgarle al Creador, que tal vez está pensando realmente sólo en su amor propio, es decir sentir el deleite y el placer. Por lo tanto, ella reza por el colectivo.

La persona comienza a buscar el significado de la vida por encima de los intereses terrenales ordinarios: comida, sexo, familia, dinero, fama, conocimiento. Ni siquiera espera que el resultado final de su aventura terrenal sea tomar conciencia de su inutilidad, sino que cree en la opinión del entorno bajo cuya influencia ella se desarrolla. Y si la sociedad ya ha verificado estos valores y se ha desencantado en ellos, entonces la persona no tiene que comprobarlos; ella se cambia inmediatamente de estas metas terrenales a las siguientes, a unas metas más elevadas.

Así, ella empieza a preguntar, «¿Cuál es el significado de la vida? ¿Para qué vivimos? ¿Hay alguna razón para seguir viviendo a excepción del miedo animal a la muerte? ¿Esta vida no llegará a nada, o habrá una oportunidad para seguir existiendo con un propósito eterno?»

Todas estas preguntas la llevan a la sabiduría de la Cabalá, si tiene suerte. Además de esto, nada puede darle la respuesta, y si la humanidad sigue desarrollándose y juzgando sí misma, entonces su condición no será envidiable. Esta no encontrará una respuesta en ningún otro sitio. Por ello, el uso de drogas está en aumento. ¿Qué pueden hacer los millones de personas que están desempleados, mientras que al mismo tiempo se preguntan sobre el significado de la vida? Ellos son empujados por ambos lados, están desesperados porque la vida no les deja ninguna oportunidad de disfrutar de ella y porque se niegan de antemano a buscar esas oportunidades que, según la opinión general, no producen satisfacción.

Pero la persona en quien se ha despertado esta pregunta verdadera sobre el sentido de la vida, relacionada con la búsqueda espiritual que está más allá de los intereses habituales de los dueños de casa por comida, sexo, familia, dinero, fama, y ​​ conocimiento, tiene que encontrar la respuesta a esta pregunta. Esto es, ella quiere ir más allá de esta vida, adentrarse en su raíz para entender de dónde viene, quién la controla, hacia dónde fluye, y hacia qué forma de existencia se propone llevarnos.

Estas personas que están involucradas en la búsqueda de la raíz de esta vida se reúnen en una sociedad especial «activa». Ellas no sólo se desarrollan debido a su entorno, sino que además ellas mismas lo desarrollan a él. Es decir, se unen al entorno para hacer el trabajo mutuo, convirtiéndose en una incubadora que acelera el desarrollo de la persona y la dirige en una dirección determinada. El ser humano aparentemente no quiere depender de lo que la naturaleza le permite cosechar de forma natural (huevos, pollo, carne, granos, frutas y verduras), sino que crea artificialmente las condiciones favorables, es decir que construye un entorno artificial. Y entonces él se puede saber de manera aproximada qué conseguirá con lo que produce.

Él puede ajustar la temperatura de la incubadora para obtener más huevos, y la humedad en un invernadero para obtener una cosecha más grande. De la misma manera, se puede crear un entorno favorable en el cual él mismo puede crecer. Afectando el entorno, se puede regular la dirección de su desarrollo y sus metas finales. Durante muchas generaciones, nosotros hemos seguido el consejo de los cabalistas de «acelerar nuestro desarrollo a través de un entorno específico, sin esperar hasta que toda la humanidad llegue a la misma comprensión aunque lo hemos hecho por el camino del sufrimiento terrenal.

En esta sociedad específica hay principios, «Cada uno deberá ayudar a los demás» y «Dios habita entre Su pueblo». Esto significa que es posible establecer una conexión con el Creador sólo a través de la conexión con el entorno que nos dirigirá hacia el Creador. Esta sociedad está construida sobre la base de la igualdad y la unidad, la garantía mutua, como un hombre con un corazón. Y dentro de ese corazón unificado, nosotros revelaremos al Creador.

Por eso, todo nuestro trabajo es ajustarnos correctamente, como un instrumento musical, para que no esté desafinado, sino que busque realmente al Creador. Si nosotros nos unimos con esta meta y entre nosotros existe la Luz Reflejada, es decir una actitud altruista, garantía mutua, la preocupación por que los demás construyan el amor, entonces, dentro de esto, nosotros revelamos la fuerza del Creador, según la medida de fuerza de esta conexión. Por lo tanto atravesamos los 125 grados desde el comienzo, la primera conexión con la perfección en la unidad con los demás.

Así, nosotros ajustamos nuestra vasija a la sensación del Creador y empezamos a sentirlo a Él dentro de nosotros mismos. La Luz Directa se revela dentro de la Luz Circundante, dándonos una sensación de vida en el mundo superior: en el campo de la fuerza de otorgamiento en vez detenerla en la fuerza de recepción. Y lo único que se requiere es corregir la vasija de uno, la cual nos conducirá hacia las relaciones corregidas.

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De la preparación para la lección diaria de Cabalá del 5/31/13

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