La realidad es indivisible

Toda la realidad está dentro de la persona. Ella piensa que existe y que a su lado está un enorme universo, pero esta imagen está trazada sólo en su vasija fragmentada.

Una vez hubo una vasija y en ella la persona sentía un mundo, una realidad,  se sentía a sí misma, y nada excepto eso. El Creador, que significa la fuerza que la revive, también estaba dentro de ella. En el exterior no había nada y no había tal concepto como «por fuera de mí mismo». Esta es la percepción correcta, la cual llamamos «Maljut de Ein Sof » (Infinito); todo está dentro de mí y nada está dividido por fronteras, no hay frontera, esto es Infinito.

Después la vasija se quebró en dos partes. Ahora, con el fin de alcanzar Ein Sof y adquirir la percepción verdadera y profunda de la dimensión superior, existe sólo una cosa que podamos hacer, pasar por los estados infinitos de preparación, que es lo que estamos hacienda ahora.

El mundo de Ein Sof está dividido en dos partes: «yo» y lo que hay «por fuera de mí», y todo mi trabajo está en conectar las dos partes. Es por esto que existe la condición «Ama a tu amigo como a ti mismo», la cual tengo que observar para anexar la parte externa a la interna que naturalmente siento como mía. Si pudiera hacer eso, regresaría a Ein Sof.

Amar lo que está por fuera de mí justo como me amo a mí mismo de forma egoísta, significa otorgar, y ese es el amor de otros. Esas palabras nos confunden, pero en realidad se trata de entender que justo como me amo a mí mismo, yo debo entender que todo lo que hay por fuera de mí es mío. Sólo me parece que son los niveles inanimado, vegetativo, y animado de la naturaleza y que las personas también existen en el exterior. Incluso descubro la fuerza superior internamente, como se nos dice, «No debes tener un Dios extraño». Todo está dentro de mí.

Baal HaSulam explica esto en el «Prefacio del Libro del Zóhar«, diciendo que hay una especie de «cámara» en nuestra consciencia, la cual traza el mundo exterior para nosotros. Esto significa que algunos de mis deseos son la sensación interna de mi «yo» que está dividido en «raíz», «alma» y «cuerpo», mientras que la otra parte es la imagen externa que  está dividida en «vestidura» y «templo». De acuerdo a otra terminología, yo estoy dividido en «mente», «tendones», «carne», y «piel» y el mundo externo en naturaleza inanimada, vegetativa, animada y hablante.

Existen diferentes dichos con respecto a la percepción de la realidad usados por los cabalistas como: «no les hagas a otros lo que tú odias», «Ama a tu prójimo como a ti mismo», «únete en un grupo», «tienes con quién unirte», «ayúdalos y ellos te ayudarán», ya que eventualmente esto le ayuda a la persona a adquirir la actitud correcta y a regresar a lo que era antes de la ruptura de las vasijas. Ahí, no hay «yo» y «otros»; ahí todo este mundo desaparece; ahí no sentimos los cuerpos, sino sólo partes de las almas individuales que se conectan más cercanamente hasta que se fusionan en un alma.

Baal HaSulam explica que  de hecho existe sólo un alma, la cual significa el mundo de Ein Sof, un deseo que está lleno de una fuerza. Esto es lo único que existe.

Pero mediante nuestro esfuerzo y al alcanzar esta percepción, comenzamos a sentir a profundidad lo que está sucediendo en el mundo de Ein Sof; alcanzamos todas sus diez Sefirot con todas las Luces de NRNHY. Tras alcanzar el estado inicial de un ser creado, a través del segundo estado, a través de la ruptura, llegamos al tercer estado. Entonces alcanzamos la raíz y toda la realidad y nos volvemos como esta, la entendemos y la sentimos, nos igualamos a ella de todas las maneras.

En realidad el punto no está ni siquiera en la igualdad; no hay palabras en nuestro lenguaje para expresar este estado. Simplemente estamos en este: No hay un «yo» que lo alcanza a «Él», que está en algún lugar exterior. Yo soy Él. Esto es llamado adhesión.
(89098)
De la Convención de Unidad, día dos del 9/21/12, Lección 4

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