La reconciliación en la confrontación de opuestos

Dre. Michael LaitmanPregunta: ¿Cómo es posible que los sabios discutan y no puedan llegar a un acuerdo con los otros sabios?

Respuesta: Si yo no estoy de acuerdo con alguien, esto significa que no hemos alcanzado la unidad. Nuestro cerebro no es que es el «culpable» aquí. Nuestro intelecto sólo ayuda a aclarar el grado de separación de nuestros deseos.

Naturalmente, siempre estamos separados unos de otros y desconectados en nuestros deseos. Hay una brecha entre nosotros que no nos deja acercarnos. ¡Yo no les pido a los demás que compartan mi opinión! Es mejor si nos atenemos a nuestros puntos de vista y, no obstante tratamos de unirnos con el fin de satisfacer al Creador.

Cada uno debe conservar sus propiedades y opiniones. Sin embargo, debemos elevarnos por encima de los deseos y puntos de vista que tenemos y conectarnos por encima de ellos, es decir, el Creador es el que nos reconcilia. Esto no sucede en este mundo, y nosotros somos incapaces de entender cómo funciona. Es por eso que pensamos que los argumentos y peleas entre los sabios son realmente extraños, sobre todo y especialmente la hostilidad que sienten uno hacia el otro.

La hostilidad real surge porque llegamos a la conclusión de que no tenemos mucho en común. Nosotros revelamos la fuerza del mal, llamada «Klipat Eimori» y vemos que ésta no pertenece a la tierra de Israel. Luego, rompemos la Klipá y entramos en la Tierra Santa. Por supuesto cada uno de nosotros aún conserva sus opiniones y puntos de vista. Sin embargo, dado que compartimos una meta común, dejamos de discutir entre nosotros.

Siempre encontraremos problemas, ya que cada alma es diferente. Incluso si la disparidad entre nosotros «pesa» sólo un gramo o si diferimos en una sola propiedad, aun así será opuesta a los demás. Nuestro trabajo también será diferente. Es por eso que somos opuestos y estamos completamente separados de los demás. En nuestra elevación hacia el mundo del Infinito, no hay almas idénticas. Nosotros alcanzamos un gran deseo común en el que ninguno de nosotros es similar a otros. Más bien, todos nosotros estamos abrumados con una terrible enemistad que es causada por nuestra total disparidad.

En un nivel tan elevado, podemos conectarnos entre nosotros sólo a través del Creador, no a través de las cualidades que compartimos con los demás. Cuanto más alto nos elevemos, más clara será la comprensión de que no tenemos ninguna relación con los demás. Esto es similar a las discusiones que se producen entre los grandes sabios. Cuanto más grandes son, más furiosas son sus disputas y más disparidad sienten. Las personas comunes están desconcertadas y no entienden por qué discuten sobre una completa tontería. Sin embargo, para los sabios estos asuntos no son triviales en absoluto. Estas trivialidades son, de hecho, toda su realidad, su mundo entero. Esto explica el por qué no son capaces de alcanzar un acuerdo con los demás.

Cada uno de ellos actúa en sus propias líneas, que nunca se cruzan. La conexión entre ellos es posible sólo a través del Creador. Cuanto más avanzados sean, más rígido es su requisito. Cuando alcanzan el último paso, se hace posible que ellos se conecten sólo a través de Él, de tal manera que «Aquel que hace la paz en el Cielo establece la paz entre nosotros».
(122083)
De la 2° parte de la Lección diaria de Cabalá del 12/1/13, El Zóhar

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