Trabajamos sobre nuestros deseos por la noche, en la oscuridad del exilio, sin tener las fuerzas.
Y en la oscuridad tenemos que prepararnos para la llegada de la mañana. O sea, encontrar que deseos tenemos que sacrificar.
Está claro que no hablamos de la salida y la puesta física del sol. No hablamos de los trozos de la carne de los animales sacrificados. Hablamos solamente de la utilización de la Luz de corrección, en la cual el hombre podrá verse a sí mismo como una vasija sagrada.
O sea, alcanzará el Templo, llegará al altar del sacrificio y estará preparado para trabajar con su deseo y levantarlo a cada momento para el otorgamiento.
El trabajo del sacrificio es el levantamiento de las partes, “los trozos” de su deseo para el otorgamiento.
(Extracto de la lección por el libro Zóhar, correspondiente al 25 de abril 2010).
Material Relacionado:
El libro del zohar – capítulo “la intención en la oración”