¿Por qué no puede el pueblo de Israel sea como los demás?

Edición Especial: Eventos en el sur de Israel

Como resultado de los miles de años de desarrollo, la humanidad ha llegado a un punto de inflexión. Hoy en día, el mundo no sabe a dónde ir y, aun así, tiene que elevarse a un nuevo nivel.

La crisis global marca un proceso especial. No se trata sólo de un cambio de paradigma económico, no hay nada con qué reemplazarlo. Nadie puede, ni será capaz de inventar algo. Durante un tiempo seguiremos sobreviviendo sobre una base que se desmorona; sin embargo, la teoría de Adam Smith, quien se situó en los orígenes del capitalismo moderno, está llegando al final. La distribución socialista de bienes esenciales ayudará a retrasar lo inevitable, pero, en principio, la clase media está desapareciendo, y el estándar de vida occidental caerá muy rápidamente.

No hay una respuesta real. Y aquí llega el turno para el pueblo de Israel, en cuyo nombre hablaré. Hoy tenemos que hablarle al mundo entero acerca de la garantía mutua, de la unidad y de la humanidad global en un mundo global. Esta es la orden de la naturaleza, y ya es hora de que nos demos cuenta de que sus leyes están entrelazadas. Ha llegado el momento, y nosotros tenemos la llave. Después de todo, sólo nosotros tenemos el conocimiento de la Cabalá.

No se trata del éxito de esta u otra operación militar. Nosotros tenemos que llegar a la raíz del problema y unirnos en torno a su solución. Está en nuestras manos. Reconstruyámonos nosotros mismos de una manera apropiada, y tan pronto como comencemos a unirnos, de inmediato notaremos los resultados positivos. No se trata simplemente de un juego psicológico, por lo tanto evocamos las fuerzas internas incorporadas en nosotros. De repente estaremos imbuidos en un sentimiento especial hacia el pueblo, el país, la seguridad, y nosotros mismos, y éste será un sentimiento muy profundo, fundamental, y fuerte que nunca antes hemos experimentado.

El pueblo de Israel nunca podrá llegar a ser como las demás naciones. No importa cuánto lo intentemos, nada saldrá de esto. Por el contrario, con su acercamiento hacia nosotros, las naciones constantemente demuestran que no somos como los demás. En general, hay dos posibilidades: O bien ellos nos controlan, o nosotros podemos controlarlos. Israel nunca será tratado por igual.

Veamos las cosas de manera simple: Nosotros somos el centro ideológico del mundo. Hemos sentado las bases de las religiones y del enfoque hacia la vida, lo cual pueden verse en los ejemplos de los filósofos antiguos y medievales quienes escriben que todo se originó a partir de la sabiduría de la Cabalá, de nuestra enseñanza. Inconscientemente, el mundo siempre nos ha tratado como una especie de base. Esto comenzó desde el tiempo de Abraham, aunque nosotros nos sintamos este hilo histórico.

Por lo tanto, la elección es simple:

  • cualquiera de los demás pueblos gobierna sobre nosotros porque hemos perdido nuestro fundamento, y no tenemos nada que darles;
  • O bien nosotros les damos la plataforma básica, el camino y la meta, por supuesto, sólo en la esfera ideológica, y entonces nuestra idea rige el mundo.

Este «regencia» del pueblo de Israel significa que las naciones adopten este mensaje de unidad, especialmente ahora, cuando ha llegado el momento de implementar el método de corrección, unidad y garantía mutua alrededor del mundo. Se nos dice: «Todos me conocerán a Mí, desde el más joven hasta el más viejo», «Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos», «y todas las naciones fluirán hacia él». Hoy, cuando enfrentamos la general, crisis, la solución también debe ser universal. Y la necesidad por ella se centrará cada vez más en torno a nosotros.

En consecuencia, si no nos elevamos por encima de todos con nuestra solución, ellos vendrán y nos obligarán por la fuerza. Por supuesto, esto ocurre de manera inconscientemente como consecuencia del desarrollo humano y de la inevitable evolución, y nadie comprende la naturaleza de los procesos. Pero, en cualquier caso, o bien ellos nos hacen completar nuestra tarea por el camino del sufrimiento, o nosotros nos elevamos y les mostramos, les explicamos a todos qué hacer. No hay nada que temer porque esta fuerza, en particular, conduce al éxito.
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