Reconstruyendo el sello por medio de la impresión

Muchos artículos de Baal HaSulam están dedicados a un tema: la actitud del hombre hacia el mundo, cómo revelar la verdadera realidad. Esto también se plantea la preguntas de quiénes somos. Somos un cierto tipo de energía que asume una forma en nuestras sensaciones a las que estamos acostumbrados, y esta forma está compuesta de cuerpos duros, vivos y cálidos que asumen un lugar y esto se conoce como espacio. Así es como nos percibimos.

¿Es esta la sensación adecuada? Y ¿hay un criterio objetivo? ¿Tal vez todo es relativo, y todos ven su propia imagen en función de sus sentidos? Rabash da el siguiente ejemplo: Todo lo que vemos como una mesa, es algo diferente ante los ojos de un ángel. Todos descubren el mundo de acuerdo a sus instrumentos de percepción.

En general, gracias a los artículos de Baal HaSulam, nosotros estamos acercándonos a la percepción de determinado objetivo. Con este propósito nos elevamos por encima de nuestro deseo de recibir y adquirimos el deseo de otorgar. En otras palabras, formamos el deseo de otorgar a partir del deseo de recibir en nosotros, y entonces revelamos la realidad que nos creó.

Una fuerza especial me creó en la forma del deseo de disfrutar. Cuando a cambio de ello yo lo convierto en el deseo de agradar a otro, entonces es como si yo asumiera la forma de Aquel que me creó. Es de esta manera que la persona asume la forma de «Hombre», es decir similar al Creador.

Yo revelo un mayor deseo de disfrutar en mí y puedo convertirme en mi opuesto, hasta que yo trabaje todo lo que existe en mí. De esta manera, revelaré totalmente a mi Hacedor de acuerdo con el principio de «por Tus acciones Te conoceremos». Esto es así porque yo soy Su acción. Y cuando yo me vuelvo mi opuesto, yo lo revelo a Él. Además, como está escrito, revelo todo dentro de mí, como se nos dice, «ven y ve» (Bo y Reh). Este es el Creador (Boreh).

Este es nuestro curso, así llegamos a Su revelación y a la revelación de la realidad en general. En otras palabras, en realidad, toda la multitud enorme de sus partes, es la criatura, o yo mismo. Y tengo que convertirme yo mismo en la intención por el bien del otorgamiento.

Algunas de mis partes yo las percibo como mi propio cuerpo, y otras partes las veo como los demás. Sin embargo, ellos también son mis deseos. Me parece que esos otros deseos están lejanos de mí, y al final, ellos forman mi imagen del mundo. Todo esto debo convertirlo en otorgamiento. El fruto final de este trabajo se convertirá en mi Creador. Él me creó, y yo lo creo, lo formulo a Él, al reconstruir el sello por medio de la impresión.

Al principio nos parece que una multitud de fuerzas ajenas operan en el mundo. Entonces descubrimos que esto no es realmente de la manera en la que creemos, sin embargo, hay una conexión. Lluvia y viento, calor y frío, mi familia y yo, amigos y enemigos… Hay muchas fuerzas, y yo soy indiferente a algunas de ellas, mientras que otras tienen un mayor o menor significado para mí.

Entonces las divido generalmente en buenas y malas, y entonces, todas las buenas las relaciono con una buena fuerza, y todas las malas, con una fuerza mala. De esta manera aparecieron la mitología y una multitud de dioses, que con el tiempo se han reducido a tres, dos, o uno….

Y hoy el mundo entero está uniéndose en un todo ante nuestros ojos. Una naturaleza integral, indivisible en fragmentos, similar a las ciencias, se me está revelando. La sociedad humana, la ecología, todo lo que está convirtiéndose en uno. Estamos cambiando nuestra percepción de la realidad.

(62399 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 2 de Diciembre del 2011, «La Paz»)

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