Somos una familia de la antigua Babilonia

Dr. Michael LaitmanPregunta: Puede una persona que se adhiere al principio, «Ama a tu prójimo como a ti mismo» ser considerada parte del pueblo de Israel, incluso si étnicamente no pertenecen a este pueblo?

Respuesta: En la Academia Internacional de Cabalá, Bnei Baruch, estudian casi dos millones de personas de diferente raza y nacionalidad y todas son representantes de la antigua Babilonia, ahora están empezando a reunirse bajo el concepto de unidad, porque de lo contrario la humanidad no podrá sobrevivir.

Precisamente porque estamos trayendo el principio de unidad al mundo, esta ideología se considera como algo único que sólo pertenece a los judíos, pero en realidad, pertenece a toda Babilonia, a toda la humanidad.

Así que, cuando abiertamente la difundimos al mundo, es bien recibida y la gente viene a nosotros sin la sensación de ser extranjera. Por el contrario, sienten afinidad con nosotros y sin duda, de ninguna manera, inferioridad.

El hecho es que toda la humanidad proviene de la antigua Babilonia, cuando de repente surgió la oposición entre el rey dominante Nimrod y un sacerdote babilónico llamado Abraham. Nimrod creía que era necesario desarrollar el capitalismo, es decir, avanzar por el egoísmo, Abraham dijo que la humanidad había alcanzado un estado en el que necesitaba unirse por encima del egoísmo, de lo contrario se destruiría a sí misma.

Las personas que se unieron a Abraham y a quienes saco de Babilonia, se convirtieron en lo que históricamente se conoce como el pueblo judío. La política de Nimrod condujo a la dispersión y colonización del resto de los babilonios en todo el mundo.

Así, el principio egoísta se debilitó ya que las personas se separaron unas de otras y ya no estuvieron en contacto estrecho entre sí. Y así, por 3,500 años, la humanidad se distanció de la idea de la unidad. Hoy dia, de nuevo estamos, gradualmente, uniéndonos alrededor del mundo, mientras descubrimos la interdependencia entre nosotros y la oposición egoísta entre cada uno, es decir, hemos llegado a la misma Babilonia.

Y no podemos hacer nada. Aquí también, sólo aparece una alternativa ante nosotros: ya sea que luchemos cruelmente unos contra otros (los cabalistas escribieron acerca de la posibilidad de otras dos guerras mundiales, incluyendo fuerza nuclear) o, tenemos éxito en explicar a la gente que no hay otra opción que conexión y unidad.

Las partes inanimada, vegetal y animal de la naturaleza están en una correcta interacción mutua. Sólo nuestro egoísmo impone oposición entre ellas. Todo depende de la gente. Por lo tanto, nos vemos obligados, ya sea por la vara o conscientemente, a llegar a la cooperación mutua y plena entre nosotros, como un solo cuerpo.
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De una plática en el Centro Cultural Judío de Moscú  24/nov/2015

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