Todo se obtiene con el poder de la plegaria

Lo único que se requiere de nosotros es el deseo de alcanzar  otorgamiento, fe por encima de la razón. Nuestros esfuerzos son una plegaria que se eleva como el llanto del bebé. La madre sabe cómo responderlo. El bebé no sabe qué pide, sólo se siente mal y llora. Pero la madre entiende lo que su bebé necesita, si tiene que darle de beber, alimentarlo o cambiar su ropa. 

El bebé no lo sabe; sólo eleva una petición. Nosotros también debemos estar seguros de elevar nuestra petición al Creador. Y no tiene que ser verificada. Nunca podremos determinar qué nos hace falta para el siguiente estado. 

Es imposible y no podemos saber lo que queremos del Creador. Pues, pertenece al siguiente grado. Sólo queremos otorgar al Creador y así, el Creador sabe que necesita darnos, para que lo recibamos, podamos  otorgar a Él. 

Le pedimos al Creador crear un Kli en nosotros, en aras de otorgar, Lishmá, desde donde podremos dirigirnos a Él correctamente. Hay dos acciones una tras otra. 

¿Cómo puedo estar seguro si el Creador responde a mi plegaria, recibiré su respuesta en aras del otorgamiento y no la usaré de forma egoísta? La respuesta misma construye un Kli dentro de nosotros para recibirla en la forma correcta. La respuesta que viene del Creador está envuelta por todos lados en el deseo de otorgar; es decir, recibimos un paquete con luz directa dentro de la luz reflejada.  Nuestro trabajo es obtener el deseo de adquirir ese deseo, es decir, hacer que nuestro deseo sea como el deseo del Creador. 

No tenemos ningún deseo de otorgar al Creador, pero gradualmente construimos ese deseo dentro de nosotros mismos, nuestras oraciones. Si la petición viene de la decena junta como un corazón, incluso si está formada de muchos corazones diferentes, sentimos Su respuesta más y más, cada uno dentro de sí mismo. Y nos unimos una vez más para una petición común al Creador. 

Es como el latido del corazón: recibimos-otorgamos, recibimos-otorgamos. La decena funciona como funciona el corazón. 

Antes que nada, para pedir, necesitamos a la decena con el fin de dirigirnos al Creador desde nuestro deseo común. De otra forma, será sólo ruido sin sentido; sin la decena, nunca podremos dirigirnos al Creador.
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De la clase diaria de Cabalá 18/sep/21 “Todo se obtiene con el poder de la plegaria”.

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