Un ladrón en la sagrada hermandad

Si deseo que la Luz me influya desde arriba, necesito crear mi propio deseo desde abajo, el cual se adaptará a la Luz superior. En otras palabras, este deseo debe estar dirigido específicamente hacia el otorgamiento, como la Luz que viene del Dador.

Pero no sabemos qué es el deseo de otorgar, y podemos equivocarnos cien veces sin encontrar nunca la respuesta correcta. El grupo se nos entrega para que podamos encontrarlo. El grupo está en oposición a todos; nos permite trabajar «en contra» porque debo amarlos, pensar en ellos, y cuidar de ellos, lo cual no corresponde con mi deseo en absoluto. Esto me ayuda a ver cuán opuesto soy y cuánto fracaso en corresponderme con la cualidad de otorgamiento, con el Creador.

Puedo aprender todo a través de este trabajo. Lo principal es asegurarme de no confundirme, y esforzarme por llegar al Creador a través del grupo y entonces este se volverá como el Creador para mí, al evocar la misma repulsión, odio, y falta de deseo.

Esto se debe a que percibiré al grupo como el lugar del otorgamiento, pero yo no deseo otorgar: quiero recibir de este. Me gusta estar con mis amigos, ayudarlos, y abrazarlos porque lo disfruto. Pero no puedo conectarme con ellos con el fin de complacer al Creador; esto se esparcirá y se consumará en algún lugar dentro del grupo, en una elevada fuente oculta ahí sin traerme ninguna compensación a cambio. Pero esta es la única manera de alcanzar el deseo correcto que eventualmente evocará un despertar desde Arriba.

El Creador debe ser mi meta final, no el grupo. Sólo entonces descubriré cuán incapaz soy de unirme con Él, y ni siquiera necesito al grupo. Después de todo, el Creador es una especie de raíz superior que desaparece, la cual no me beneficia de ninguna manera.

Aun así siento que el grupo es benéfico de alguna manera: Nos reunimos, hacemos comidas, organizamos convenciones, y la pasamos bien. Muchas personas en el mundo pagarían mucho dinero por estar en este tipo de grupo, como en un buen club, para embellecer su vida; es imposible encontrar un cálido círculo espiritual como este en algún otro lugar.

Pero cómo convierto este «club», una «reunión de ladrones,» (porque todos quieren usarlo para sí mismos y robar para su egoísmo) en una «hermandad sagrada» (Jevra Kadisha), la cual me elevará hacia el Creador al enterrar mi egoísmo (Jevra Kadisha es también el nombre de los servicios funerarios). Y es por eso que siempre debo imaginar al Creador detrás del grupo, sólo entonces se volverá un mecanismo que me eleve porque entonces pensaré en el otorgamiento.

Y aquí surge una pregunta ¿quiero o no conectarme a un grupo como este?, y comienza el tipo de trabajo correcto. De otra manera, el ladrón continuará corriendo frente a todos, gritando: «¡Atrapen al ladrón!» y no sabrás que el ladrón está corriendo justo frente a ti; continuarás pensando que todo está bien, estás en un grupo y estás avanzando.

Pero podemos ver muy bien durante el tiempo de descenso que cuando alguno pierde el interés egoísta de estar en el grupo, entonces no tiene ningún deseo por ello, pierde la conexión, y ya no quiere participar en este, por esto es muy importante evaluar la actitud correcta de la persona hacia el grupo, ya que esto lo determina todo.

(65827 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 9 de Enero del 2012, Shamati # 5)

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