La Torá, «Éxodo», 25:1-25:4: «Y el Señor habló a Moisés diciendo: Habla a los hijos de Israel que tomen para Mí una ofrenda; de todo hombre cuyo corazón haga que él esté dispuesto, tomarán Mi ofrenda. Y esta es la ofrenda que tomarán ustedes de ellos: oro y plata y bronce y azul, y púrpura y escarlata, y lino fino, y pelo de cabra».
Pregunta: Hasta ahora los mandamientos de la Torá fueron estrictos. De pronto ahora dice «de todo hombre cuyo corazón haga que él esté dispuesto».
Respuesta: Se trata del libre albedrío.
Existen mandamientos de prohibiciones claros y precisos, «no hagan», que todos deben guardar a fin de adaptarse de forma mínima a la Divinidad, puesto que de lo contrario no pueden ser llamados Adam (similar al Superior).
Existe incluso un sistema superior que ya analiza los mandatos y nos maneja. La persona puede parecerse a este sistema cuando primero realiza las correcciones iniciales. Esta es una condición previa. Entonces puede continuar adaptándose al sistema superior de la Divinidad, es decir formarlo dentro de sí.
En realidad este existe para tales personas, quienes son llamadas Levitas, Cohanim, etc. Estas son personas especiales que pueden formar el Templo dentro de ellas.
Un sirviente en el Templo es una persona que se ha corregido y ahora se parece y es igual a la naturaleza general, a la fuerza superior, al Creador, y quien trabaja internamente con estos atributos. Es decir el servir, y no hay nada más que esto. ¡El Creador no necesita nuestra obediencia, y que nos impresionemos de Él, o que lo sirvamos a Él, puesto que Él es absoluto! Nosotros necesitamos esto con el fin de trascendernos a nosotros mismos.
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Del Kab.TV «Secretos del Libro Eterno» del 7/29/13
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