Un sistema multidimensional

Tenemos que llegar a ser similares al Creador, a tomar Su lugar. Tenemos que administrarnos a nosotros mismos y a través de nosotros mismos, a todas las demás partes de la naturaleza. Sentimos esa incomodidad en nuestra vida corporal que amenaza hoy nuestra propia existencia, para que podamos alcanzar el nivel de logro, conocimiento y conciencia, para que tomemos sobre nosotros todo el gobierno y nos asemejemos al Creador: para que sintamos toda la naturaleza como parte de nosotros mismos.

En general, no hay nada, excepto el hombre. Todo lo que parece existir en el exterior: las personas, los diferentes cuerpos físicos, y el cosmos, todo eso existe en nuestra conciencia, está en nuestro interior y es percibido por nosotros, aunque en realidad es sólo una parte de nosotros.

Esto significa que nuestro deseo se divide internamente. Está separado de esta manera para que una parte del deseo sea percibida como nosotros mismos y la otra parte del deseo nos imaginemos que está fuera de nosotros mismos. El deseo se compone de cinco partes denominadas: Shoresh, Neshama, Guf, Levush y Eijal, es decir, nuestra esencia interior, alma, cuerpo, vestiduras (vestiduras son lo que está cerca de nosotros, lo que nos toca), y luego todo lo demás. Estas cinco partes del deseo están en realidad dentro de nosotros, pero en nuestra conciencia están dividas en lo interno y lo externo.

Cuando la persona se conecta con los demás, empieza a percibir esta ilusión correctamente. Ella siente que todo está dentro y no en el exterior, y que todas éstas son las partes de ella.

Parece extraño, pero ella ve cómo todo se relaciona y se ponen en movimiento dependiendo de ella. Es como si se convirtieran en la parte que determina todo lo demás. De repente yo me doy cuenta de que todo el mundo depende de mis pensamientos y de mis sentimientos. Todas las otras personas en relación a mí, según la forma en la que yo me relacione con ellas, son atraídas repentinamente hacia mí y están bajo mi influencia, bajo mi deseo, en la medida en que yo las trate correctamente.

Lo interesante es que este sistema es multidimensional y cada uno de nosotros lo ve de la misma manera. Es decir, desde el punto de partida de su alma, todo el mundo empieza a ver que ella es el centro que lo maneja todo. Y nadie molesta a nadie, cada uno tiene su propio punto de partida.

Cuando nosotros conectamos todos estos puntos en una meta común: el hecho de unirnos a la fuerza superior, a la naturaleza, a la composición múltiple de nuestras individualidades, esto completa toda la imagen hasta el nivel llamado el mundo del Infinito. Por lo tanto nuestra unidad tiene grandes implicaciones, y, finalmente, nos lleva al siguiente nivel, a la siguiente dimensión.

(73632 – De la Convención en Vilna del 3/23/12, Lección 1)

Semejanza con el Creador
Viendo al mundo a través de los anteojos del deseo
El infinito representa la unificación sin limites

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