Una distinción insoportable del Creador

Si no se suponía que el Creador, en línea con Su Pensamiento de la Creación, nos elevara al nivel más alto de evolución, El no habría creado en nosotros la sensación de ser diferentes a Él. El punto no está en la diferencia entre el Dador y el receptor. Está claro que el Creador está a la cabeza. Él es el bien que hace el bien. Él es el Absoluto, y, es el Dador, Él nos creó como receptores “por defecto”. Nosotros ciertamente no nos sentiríamos avergonzados mientras recibimos de Él. ¿Cuál sería el problema de recibir de Aquel que da? Después de todo, esta es la forma en que Él nos hizo.

La vergüenza, sin embargo, se deriva solamente de la sensación de ser diferentes, aquello fue designado por el Creador, la sensación de separación entre Él y nosotros, guiando nuestro comienzo a la sensación de recepción como un defecto. Esta regla se proyecta hacia nuestro mundo, donde nos sentimos incómodos cuando recibimos placer de alguien con quien tenemos una relación especial en la cual el otro tiene un estatus más alto.

Existe aquí un problema adicional. En comparación con la espiritualidad, esta toma formas opuestas que pertenecen a nosotros y plantea una pregunta: ¿Puedo dejar de sentirme avergonzado? En la espiritualidad, sin embargo, mi pregunta es cómo puedo mejorar la vergüenza ya que esta llega a ser un instrumento para analizarme, un vehículo para elevar mi conciencia del mal.

Como sabemos, además de la consciencia del mal, no necesitamos nada más. Todo lo demás es hecho por la Luz superior. ¿Qué es este mal después de todo? No se trata de que yo sea un receptor por naturaleza. Yo me doy cuenta cuán  malvado soy cuando descubro cuán grandes son realmente las diferencias entre mis cualidades con aquellas del Creador.

Yo deseo mucho intensificar esta sensación, esta consciencia, ya que esto es lo que me lleva a demandar la corrección. Consideramos tal plegaria como “el portal de las lágrimas”. Los detalles necesarios de recepción están reunidos dentro de mí hasta que la consciencia de mi finalmente me hace gritar porque no puedo soportar esta discrepancia entre el Creador y yo mismo.

Por lo tanto, el mal no es sólo una distinción entre el receptor y el Dador. Claramente, el Creador da, mientras que yo recibo. Tal disposición se mantiene en todos los grados espirituales, al final de la corrección y después de esta. El problema se encuentra en llegar a estar conscientes de la distinción cualitativa interna entre mis atributos y los Suyos. Esto es lo que causa que yo sienta vergüenza.

(46518 – De la 5º parte de la lección diaria de Cabalá del 26 de Junio del 2011, «Matan Torá (La entrega de la Torá)»)

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