El grupo debe convencerlos a todos y a cada uno que ellos están dirigidos por el Creador y que no hay nada que surja por sí mismo, por ejemplo que Él lo controla todo. «No existe nadie más aparte de Él». Y por consiguiente yo necesito ver al Creador en cada uno de los amigos.
Junto con eso, yo no anulo ni muestro disgusto por el amigo al pretender que él es como una marioneta que está controlada por una mano extraña. ¡No! Por el contrario, yo lo comparo y lo identifico con el Creador. ¡Piensen en eso!
Cuando, yo dije que alguien es manejado por el Creador, puedo pensar que él es como una marioneta en una cuerda y puedo también decir lo contrario, «No, quienquiera que esté ante mí es una revelación del Creador». Nosotros aprendemos en el sistema de percepción de la realidad que todo lo que nos rodea es una revelación del Creador. Cuando la persona alcanza tal estado y trabaja claramente de este modo, no está solo filosofando, entonces ella en realidad se introduce en la sensación correcta de la realidad.
Nosotros hablamos acerca de la grandeza del Creador pero no de filosofamos ni expresamos lemas. Y también es posible no hablar acerca de esto, sino de la importancia de esta fuerza que sostiene toda la creación y lo dirige todo al adherirnos a la Divinidad, que necesita estar con cada uno de nosotros como el alma del mundo. Y todo lo que sucede, sucede como resultado de la presencia de esta fuerza.
Por consiguiente, la grandeza no se expresa a través de toda clase de actividades cosmológicas, sino al dirigir esto a cada uno de nosotros, de modo que nosotros, a través de esta imagen, lo alcancemos a Él, al plan de la creación y no al volvernos partes sino gobernantes sabios de este plan. Unificación significa que comenzamos a volvernos Él.
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De la Convención en St. Petersburgo «día dos» del 7/13/13, Lección 4
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