Cuando cae la cortina

Dr. Michael LaitmanBaal HaSulam, «Introducción al Libro del Zóhar», ítem 20: Y el «cuerpo» mismo, en la forma mala en que se nos da en el presente, tampoco malogra nuestra esencia puesto que éste y todas sus propiedades están a punto que ser anulados por completo, junto con todo el sistema de impureza que es su fuente, y todo lo que está próximo a ser quemado es como si ya hubiera sido quemado, y es considerado como si nunca hubiera existido.

La esencia del alma (Nefesh), investida en el cuerpo, es únicamente este estado del deseo, pero el deseo de otorgar se deriva de un sistema de cuatro mundos de ABYA de santidad; éste existe eternamente porque esta forma del deseo otorgar está en equivalencia de forma con la fuente de la vida y no cambia.

Nosotros existimos en la realidad de Ein Sof (Infinito) y todos los mundos (Olamot), es decir, los ocultamientos (Alamot), son sólo filtros que ajustan para nosotros la imagen de Ein Sof; el grado de ocultamiento existe sólo en nuestra percepción y desaparecerá el momento en que seamos capaces de anular nuestro «cuerpo», el deseo de recibir para sí mismo.

Sin embargo, este deseo todavía tiene que revelarse. ¿De dónde existe realmente? De hecho, hoy en día todos mis deseos en realidad están actuando en el nivel bestial. El deseo real con el fin de recibir se revela sólo cuando yo empiezo a trabajar con el fin de otorgar y a encuentro todo lo que se opone al deseo de otorgar. Al oponerse a la línea derecha, se revela la línea izquierda; contra la santidad, se revela la impureza.

Aquí abajo, por bajo la línea de la percepción espiritual, nosotros nos encontramos en el mundo imaginario en el que nuestros deseos, como se dice, «Todos parecen bestias». Pero si por medio del trabajo en el grupo, en la difusión, en la conexión, por los amigos, por la humanidad, y finalmente por el Creador, revelamos nuestra inclinación hacia Arriba, entonces, revelamos nuestra «cuerpo» corrupto, es decir, el deseo de recibir con la intención de recibir.

Para corregir este deseo, la intención tiene que cambiar y pasar a ser con el fin de otorgar. El deseo de recibir mismo se mantiene por encima de esto y yo construyo un deseo para otorgar que es llamado alma (Neshama). Su esencia está en mi otorgamiento a todos. Al darles a todos, amar a todos, yo desarrollo el alma por encima de mi «cuerpo». Y en esta forma, alcanzamos la corrección.

Entonces este mundo desaparece, y yo puedo ver todos los mundos hasta el mundo del Infinito.

Ahora nosotros también existimos en el mundo del Infinito. Y ahora, también, todo depende de mi intención. Nada es inmutable y constante, dado que todo es una representación y ocurre sólo en mis cualidades.

(102676)
De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 3/13/13, «Introducción al Libro del Zóhar»

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