El comienzo del ascenso en la práctica

En cada convención de Cabalá acumulamos una «cubierta» (pantalla), la fuerza de otorgamiento mutuo con la que estamos listos para trabajar. Una convención es como un grupo enorme. Reunimos personas y las unimos, y esto nos prepara para llevar a cabo un objetivo mutuo como un escuadrón de combate. Sin embargo, si estamos juntos sólo para bailar y cantar y después irnos por nuestros caminos separados, ¿entonces cuál es el punto? Una convención tiene que ser el lugar donde hacemos trabajo mutuo.

Dependiendo de esos estados que atravesamos, decidiremos que tan a menudo haremos esas convenciones. Al volvernos más sensibles, entenderemos cuándo y dónde debemos llevar a cabo cada próxima convención, cuán grande debe ser, y si debe ser regional o mundial.

Nuestra vida entera estará construida sobre esos ascensos y descensos mutuos y también determinarán todo trabajo que se haga en nuestra fábrica. ¿De otra manera para qué estamos viviendo si no es para el avance espiritual? Entre más rápido hagamos todo este trabajo, más rápido llegaremos a la entrada del mundo espiritual y comenzaremos a ascender los 125 niveles espirituales.

Por ahora sólo estamos aprendiendo acerca de cómo hacer este ascenso, pero ya está muy cerca. Una vez que pasemos por más ejercicios como este, estaremos listos para trabajar con las Luces y Kelim. No es porque estemos volviéndonos más listos y aprendiendo la teoría, sino porque estamos construyendo una fuerza colectiva que es una vasija espiritual.

A través de esas acciones revelamos la fuerza común del grupo, su alma. Con cada convención la construimos más y más y comenzamos a sentir como la Luz actúa dentro de ella. Así es como pasamos el Majsom.

(De la cuarta parte de la lección diaria de Cabalá del 19 de agosto 2010 sobre la Introducción al Libro, Panim Meirot uMasbirot.)

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