El pacto de paz

La Torá, Bamidbár, 25: He aquí, yo le doy mi pacto de paz… porque él estaba celoso por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel.

En esencia, estamos siempre en busca de la alianza, la conexión con el Creador para recibir todos los medios de Él, para organizarlos correctamente, y para acelerar nuestro desarrollo. Es por eso que el Creador dotó al hombre con una mente: Sólo así seríamos capaces de elevarnos por encima de nuestros instintos para forzar nuestro desarrollo, previniendo la velocidad de la Naturaleza, el Creador. Es así como nos «prevenimos» (Okvím) de Él, similar a como Jacob compró la primogenitura de Esaú.

A esto se parece nuestro camino hacia la meta y tenemos que construirlo en consecuencia. Toda nuestra actividad está destinada a acelerar el tiempo de las fases de desarrollo, superando su velocidad natural. Por supuesto, nosotros por lo tanto cambiamos nuestra actitud hacia el desarrollo y nuestras sensaciones en el proceso. Trabajamos exactamente en lo que corresponde al hombre (Adám), llenando nuestras vidas con «el trabajo del Creador» en vez de animar la existencia, la cual es completamente carente de la comprensión del proceso y de la meta. Ahí radica toda la diferencia entre la oposición y la paz en el mundo espiritual.

(36464 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 2/27/11, Escritos de Rabásh)

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