Hemos recibido la oportunidad de ascender

El libre albedrio se encuentra sólo en el fortalecimiento de nuestro ambiente para que este nos influya. Esto está en nuestras manos. No existe absolutamente nada más de lo que seamos capaces de cambiar en esta vida.

Tú entraste a la sala de la Convención y sentiste una tensión poderosa. Esto es debido a un deseo común que se encontraba allí influenciándote.  Todos ardían con un enorme deseo de alcanzar la fuerza que nos hiciera capaces de realizar un salto hacia arriba, y esto te afecto.

Entonces, ¿Por qué no eres capaz de organizar tu ambiente para que este te influya ahora de la misma manera? Existen cientos de miles de personas  que participan en la lección diaria con nosotros,  entonces ¿Por qué no somos capaces de influenciarnos los unos a los otros?

Tenemos la misma conexión, y estamos en el mismo campo común, ¿Importa tanto el que no estemos sentados en la misma sala, en el mismo espacio físico? ¿Este es el único problema? ¿Por qué  carecemos de aquella alegría común y de aquella felicidad enorme?

Simplemente carecemos de preparación. Varios meses antes de la Convención, todos nosotros esperábamos este día con preocupación, temor, miedo y esperanza. Leímos y escuchamos sobre la Convención, memorizamos las canciones especiales. Todos nosotros nos preparamos para este evento.

La Convención tomó una enorme cantidad de dinero, tiempo y esfuerzo físico. Por supuesto, cuando todo esto se reunió en un solo lugar y explotó al mismo tiempo, dejó un resultado impresionante.

Todos los que estuvieron allí, así como aquellos que siguieron este evento detrás de las pantallas, recibieron esta fuerte impresión. ¿Por qué no somos capaces de continuar de la misma manera? 

Logramos este estado, esta elevación del espíritu, con nuestro trabajo común desde abajo (Itaruta de Letata, despertar desde abajo), y ahora es nuestro. Lo compramos; pagamos por él. Entonces, ¿Por qué no somos capaces de aferrarnos a nuestra posesión? 

Necesitamos recordar que este alcance lo hemos tenido  antes de la Convención, porque “en la espiritualidad uno se eleva, no asciende”. Todo lo que he alcanzado ahora es mío, pero en este momento estoy siendo inundado con un nuevo deseo no corregido que obstruye  cualquier cosa que sucedió previamente debido a que se revela una altura a la cual me debo elevar. Tengo que considerar esta nueva montaña como un medio para ascender.

Entonces, permitámonos entender lo que nos sucedió. No caímos; adquirimos una nueva oportunidad para ascender. Entonces, veremos una meta precisa delante nuestro, y simplemente necesitaremos combinar nuestra fuerza. Después de todo, esta es la única acción que puede permitirnos ascender,  sólo a través de conectarnos juntos.

Si nos unimos aun más fuertemente en el grupo, esto querrá decir que estamos ascendiendo. La Luz me eleva; yo, por mí mismo no necesito hacer nada. Solo tengo que conectarme con los otros más fuertemente que nunca. Entonces, la Luz me elevará a una nueva estatura, un nuevo nivel.

(27447 – De la Cuarta Parte de la Lección Diaria de Cabalá del 23 de noviembre de 2010 – Cuerpo y Alma.)

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