La garantía mutua vale más que el dinero

¿Cómo podemos cambiar la intención egoísta, que nos fue dada por naturaleza y que siempre existe dentro de nosotros, sin dudas ni aclaraciones? Se llama inclinación al mal, nació primero. Y ahora necesitamos dar nacimiento  a una buena inclinación.

Por eso  estamos trabajando juntos en nuestra inclinación al mal, para construir una inclinación al bien dentro de cada uno, con garantía mutua. Vamos al Creador. como si fuera un banco y decimos que queremos construir un edificio de otorgamiento.

Nadie tiene un centavo a su nombre, pero firmamos con garantía mutua. Hay nueve amigos que me respaldan, dispuestos para firmar en garantía, que estaré en otorgamiento, porque ellos me apoyarán. Ya que estoy en su poder, lo quiera o no, ciertamente estaré en otorgamiento.

Así llegamos al Creador y cada uno firma en garantía para sus amigos. Nadie puede ser fiador por sí mismo, porque no tiene esas facultades; ¿de dónde vendrán? Pero puede ser fiador del amigo y así llegamos a la garantía recíproca. El Creador comienza a invertir Su fuerza superior en la garantía mutua que firmamos.

¿Qué invertimos en esa garantía mutua? Pues, nadie tiene nada, nadie puede pagar nada por el otro. Pero como queremos ayudarnos unos a otros, esta misma garantía nos ayuda a empezar a construir un edificio común.

Ninguno de nosotros puede ser el cimiento de este edificio común ni nadie es su dueño. Sólo porque cada uno apoya al otro, por nuestro apoyo mutuo, el edificio se mantiene en pie.

Así construimos el edificio espiritual. No hay nada en él; se mantiene sólo por nuestra garantía mutua y por nuestro llamado a la fuerza superior. Por eso, este edificio es espiritual.
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De la 1a parte de la Clase diaria de Cabalá del 30/ene/22, “Fe por encima de la razón”

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