La razón del ascenso y descenso de las naciones del mundo

Dr. Michael LaitmanPregunta: El antisemitismo siempre se desarrolla en una espiral. Relativamente, periodos cortos de vida tranquila de los judíos se alternan con brotes de antisemitismo. Por ejemplo, en el siglo XV en España, los judíos se asimilaron exitosamente en la sociedad española. Muchos de ellos eran políticos y financieros cercanos a la corte real. Pero, en la cumbre de su impacto positivo en el país y su contribución positiva a la sociedad, fueron expulsados de España. ¿Cómo se puede explicar esto?

Respuesta: Como regla, una sociedad es dirigida por la envidia natural, no sólo envidia sino, el resentimiento de la gente, “¿Quién nos gobierna? ¿Por qué es malo para nosotros? Es porque el gobierno de los extranjeros está en contra de nosotros. ¡Ellos no tienen interés por el pueblo español!” Es claro que no sólo el pueblo sino también la elite, las cortes y los ricos no están interesados en ver y sentir extranjeros entre ellos.

Pero, el aumento del antisemitismo no es atribuible al ascenso de los judíos y sus actividades. El hecho que después de su ascenso llegue un completo e impredecible descenso se relaciona con nuestro programa global y el desarrollo histórico general.

Inicialmente, donde sea que los judíos aparecieran, en España,  Alemania, Inglaterra o cualquier otra nación, el país volvía a la vida con su llegada. Pero, tan pronto como ellos eran forzados a abandonar el país, incluso sin llevar nada con ellos, todo inmediatamente declinaba. Esto es bastante claro y, a pesar de esto, no hay manera de convencer a los líderes de alguna nación de retener a los judíos para que la nación continúe floreciendo. España sabía muy bien que con la partida de los judíos, sería peor para ellos pero aun así, tuvieron que expulsarlos.

Pregunta: ¿Por qué siempre vino un gran golpe después de los intentos de incorporarse en una sociedad extranjera y la posterior separación dentro de la comunidad judía?

Respuesta: Esto era completamente natural porque, si no nos conectamos y tenemos una gran oposición entre nosotros, no existimos como pueblo. Esta ley es completamente clara. En la medida que estamos conectados y unidos, somos una fuerza espiritual única y entonces no tenemos nada que temer. Necesitamos estar conectados internamente entre nosotros, como un solo “puño espiritual”, una conexión de persona a persona,  cada uno entregarse a sí mismo a los demás.

Así es como nos conectamos entre nosotros, integrandonos juntos, queriendo sentirnos a nosotros mismos como un todo, como una familia. Todos piensan no sobre sí mismos sino sobre el pueblo en general y sobre como serviles a ellos.

Cuando hay reciprocidad entre nosotros de esa manera, traemos bien no sólo a la nación en la que vivimos sino que también podemos protegernos a nosotros de todos los problemas. Así, esas naciones donde hemos llegado y la gente dentro de ellas, nos miran de otra manera.

Pero siempre resulta que no podemos sostenernos por mucho tiempo en el estado de conexión que formamos entre nosotros, en el lugar previo que fuimos expulsados y entonces, el descenso comienza.

En el momento que somos expulsados de alguna nación, el odio de la población nos obliga a conectarnos entre sí. Salimos de allí «desnudos y descalzos». Arrojamos todo en manos del destino y esto nos une.

Cuando entramos en otra nación como un único pueblo unido, realmente infundimos un elevado poder vital en ella pero, en el momento que nos establecemos allí, comenzamos a participar en la obtención de beneficios, entrando en las instituciones nacionales y sociales, entonces la separación entre nosotros comenzara inmediatamente.

Cuando estamos pobres y desnudos, somos todos iguales, pero en el momento que comenzamos a llevarnos bien con la nación del exilio, comenzamos a separarnos y dividirnos. ¿Quién es más elevado, quién es más bajo? Así, el ambiente en el cual tratamos de fundirnos, nos influencia. Nos divide de acuerdo al nivel y dirección. A medida que nos distanciamos el uno del otro, perdemos la conexión entre nosotros y entonces, el odio hacia nosotros estalla en esa sociedad. No se sentirá más que estamos influyendo positivamente y entonces el periodo que lleva a otra expulsión comienza nuevamente.

La causa para todas las expulsiones del pueblo judío es sólo una: nuestra separación. En cada país llegábamos internamente unidos, espiritualmente unidos, para poder ocuparlo espiritualmente: entrábamos y le dábamos nuestro potencial espiritual. Entonces, la nación florecía. Pero, una vez que esta acción se realizaba, también daba lugar a la conexión con la gente que vivía allí y esto nos separaba el uno del otro, que es lo que nos lleva a la expulsión.
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De Kabtv “Sobre nuestra vida” 4/jun/15

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