Los primeros intentos

Pregunta: Mientras más esfuerzos hacemos por el bien del éxito del grupo, más sentimos cómo estamos trabajando para nuestros propios egos…

Respuesta: Debes estar feliz por eso porque es la revelación del mal. Sin revelar el mal, no llegamos a la bondad.

Veo que al final, lo único que quiero de mis acciones  por el bien del grupo es extraer un beneficio personal ¿Qué sigue?

El problema es que este «punto de epifanía» por sí solo no es suficiente. No puedes hacer nada con ello. Mi acción tiene que estar enfocada; debe tener un vector. De otra manera mi fuerza interna permanece sólo como potencial, como una máquina atascada. Puede ser incluso una buena máquina con capacidad de 200 c.c., ¿pero y qué?

Debo «dirigir» mi deseo y enfocarlo en una acción específica. Eso significa que necesito dos puntos para hacer un vector. La mente es lo que da esta dirección a mi fuerza, por eso la fuerza y la razón trabajan bien juntas. Esto va conforme a la ley.

Así que incluso si he llegado a la desesperación en mi actitud hacia el grupo, esto aun no me da una oportunidad de actuar. Ahora tengo que conectar mi estado con la meta.

Acabo de sentir que soy opuesto a mí mismo. El egoísmo ha sido revelado en mis acciones o en una de mis acciones: lo hice por mí mismo y no pude dirigirlo hacia los amigos.

Antes que nada tengo que recordar que no hay nadie más aparte de Él. El problema no es que no tuve éxito con ello, sino que el Creador organizó esta situación para mí, así como su análisis. Se vuelve claro que no podía hacer nada por causa de mi egoísmo, y eso es porque el Creador deseaba enseñarme, mostrarme que soy gobernado por el ego.

¿Qué debo hacer? ¿Por qué quería Él que me sintiera así? Fue para que a través de ello me dé cuenta de la importancia de la meta, la cualidad de otorgamiento, que es opuesta a lo que acabo de revelar.

¿De dónde obtendré esta importancia? De ese mismo estado. Después de todo, no hay Luz sin una vasija, ninguna sensación que no incluya la combinación tanto de la Luz como del Kli. ¿Con qué me voy a comparar para sentir que soy malvado? Sucede en comparación a cómo entiendo el otorgamiento, imaginando que pude actuar mejor al tratar mejor a los amigos.

¡En ese caso existen ya dos puntos! ¿Cómo entonces puedo pasar del punto de mi propia insignificancia y suciedad al punto del otorgamiento? ¿De qué carezco? carezco de la fuerza, y eso es lo que debo exigir.

Pero eso no es todo ¿Por qué debo exigirla? ¿Es para sentirme bien, dejar de sentir asco por mí mismo? Después de todo, mi egoísmo sufre por la reciente «revelación». En ese caso resultaría que aun soy un egoísta, sólo que he pasado por una segunda «vuelta de tuerca» y estoy en el siguiente nivel de auto-amor.

Más bien, no quiero todo mi trabajo y su resultado de persecución de beneficio personal. Quiero llevar a cabo una acción en la cual revelaré placer para el Creador. Él me corrige y quiero esto para darle a Él placer.

Así es como trato de avanzar un poco más, luego un poco más, tanto como sea posible. Esos son mis primeros intentos, que debo literalmente «masticar», «saborear» en mi lengua, o más precisamente, «quebrar» con mis dientes.

(36595 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 2/28/11, Escritos de Rabásh)

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