No vendas la sabiduría

Hasta ahora, la humanidad ha caminado hacia adelante de alguna manera. Sin embargo, hoy, parece estar en un cruce de caminos, si no es que en un punto muerto. Estamos perdidos en el desierto y no sabemos hacia dónde ir.

Aquí, tenemos que aprender de la naturaleza de la cual somos parte. La naturaleza se esfuerza por llegar al equilibrio, pero, para nosotros, el equilibrio con la naturaleza significa la similitud de propiedades. Ya que estamos desarrollándonos, veamos qué es la fuerza general de la naturaleza, hacia dónde va, qué quiere, y qué cambia en nosotros.

Aquí, podemos decir que nuestro desarrollo puede ser bueno. Estamos conscientes de nuestra maldad, de nuestro egoísmo. Al volvernos más egoístas, entendemos con más claridad cuán malo es, cuánto envenenamos nuestra vida y la de los demás.

Trato de tener éxito a expensas de los otros, de usarlos, de adelantarme a ellos en poder y riqueza, y de gobernar sobre ellos. Tal vez, todo esto regrese a mí como un «boomerang» porque eventualmente vemos qué tipo de sociedad hemos construido y cómo luce la humanidad con su sabiduría, grandeza, riqueza, y esplendor. Miren a dónde hemos llegado; no es aquí donde queríamos llegar.

¿Cuál es la causa de todo este mal? ¿Por qué cometemos errores una y otra vez y terminamos con nada? Siempre estamos persiguiendo alguna meta, creyendo que nos traerá buena fortuna. Después, pasamos al siguiente objetivo con las mismas esperanzas, pero, en últimas, siempre encontramos un mal final, frustración, e incluso un desarrollo de los eventos dramático en forma de guerras, epidemias o desastres.

El problema es el siguiente: Si nos comparamos con los otros niveles de la naturaleza, el inanimado, vegetativo, y animado, vemos que estos se desarrollan, si es que se desarrollan, muy lentamente. En realidad, permanecen casi inmóviles y viven de acuerdo a sus instintos, a las órdenes de la naturaleza que son inherentes a ellos y que ellos llevan a cabo.

Al estudiar una vaca, un simio, caballo, perro, o gato, vemos que actúan estrictamente de acuerdo a su naturaleza, sin desviarse ni a la derecha ni a la izquierda, y nunca cometen errores. Un animal tiene sus leyes internas, y está diseñado para cumplirlas. Por otro lado, un ser humano siempre está cometiendo errores, lo cual obviamente debe iniciar un desarrollo racional porque nuestra ventaja sobre el mundo animal, es la habilidad de razonar.

De generación en generación, desarrollamos nuestro intelecto, educación, conocimiento del mundo, de la naturaleza, y de nosotros mismos. Esto significa que tal vez no estamos usando nuestro intelecto correctamente, y ese es nuestro problema. Si nos volteamos hacia los tiempos más antiguos, entenderíamos por qué el tema de la mente humana fue mencionado por los sabios antiguos como Aristóteles y Platón, que fundaron la ciencia moderna.

Ellos advirtieron que no se revelara la ciencia a cualquiera, y que se confiara sólo a personas decentes que la usaran correctamente, exclusivamente para el beneficio de la vida humana, por el bien de las buenas relaciones entre las personas, para que pudieran vivir mejor y de forma más cómoda. Si le das la ciencia a cualquiera que así lo quiera, entonces, en esencia, le prestas un mal servicio a la humanidad.

Una persona promedio, manejada por su egoísmo, usa la ciencia para detrimento de los otros y de sí misma porque la golpeará de regreso como un «boomerang». Esas personas eventualmente destruyen el entorno, llevando a toda la humanidad a producir armas y otras cosas que no son necesarias. Hoy vemos que las grandes oportunidades ofrecidas por la ciencia, pueden proporcionarnos todo; sin embargo, la usamos para el mal.

Como resultado, afrontamos una crisis general que cubre todas las áreas y niveles de nuestra vida. Cubre la ciencia, la educación, la institución de la familia, relaciones entre esposos, entre padres e hijos, y en general entre todas las personas, nuestra salud, nuestro futuro, y cultura.

¿En qué estamos interesados? ¿Con qué satisfacernos? Con los frutos de los medios. Esta posición no corresponde a lo que somos capaces en teoría. Usamos nuestras habilidades incorrectamente.

Así, hemos continuado por generaciones, por los miles de años que han pasado desde  Platón y Aristóteles, que nos advirtieron en contra de transferir conocimiento científico a cualquiera sin distinción. Nos instaron a confiar sólo en aquellas personas que sabían cómo aplicar el conocimiento correctamente y que inventarían sólo cosas útiles y necesarias.

Poseídas por la inclinación al mal, las personas siempre quieren usar la ciencia para ganar poder sobre otros, para desarrollar armas y medicamentos que no son necesarios, pero que sirven para el enriquecimiento personal, y, generalmente, para todo tipo de cosas que son aparentemente necesarias, pero que en realidad son absolutamente innecesarias. Esos científicos venden la ciencia y sus invenciones sólo para hacer dinero.

Los científicos honestos están motivados por el amor a la ciencia y por nada más, como está escrito, «Compra la verdad, y no vendas la sabiduría, la instrucción o el entendimiento». Como resultado, vemos que hemos perdido completamente el rumbo en el desierto por miles de años de desarrollo nuestro, y así hemos llegado a esto.

(70624 – Del Kab.tv de «Una nueva vida», episodio 10 del 1/8/12)

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