Pregúntale a Hamán y haz lo contrario

Dr. Michael LaitmanRabash, «Y Él meditará en Su Torá (Enseñanzas)»: Y así leemos en el Meguilá «y después de todo esto el rey elevó a Hamán«. Literalmente es difícil de comprender, después de todo, luego de lo que  hizo Mordejai, lo cual era bueno para el rey, el rey debía elevar a Mordejai y no a Hamán y esto debe ser explicado…

Cuando la persona no puede ver el verdadero rostro de su mal, es decir la verdadera forma de Hamán, entonces la persona no puede orarle al Creador a fin de que Él la salve del mal. Sólo cuando la persona ve la grandeza de Hamán, quien quiere matar y destruir a todos los judíos, es decir que Hamán quiso destruir todo aquello que perteneciera al judaísmo, lo cual no le permite a ella  hacer nada relacionado con la Santidad, entonces ella puede elevar una verdadera plegaria. Así se cumple el verso «El Creador la ayuda».

Sólo si nosotros anhelamos la unidad como Mordejai que evocó el anhelo por la unidad al descubrir la conspiración contra la unidad y matarla (dos de los cortesanos del rey quienes lo traicionaron), entonces se evoca a Hamán. La inclinación al mal hace frente a la inclinación al bien, el deseo de recibir encara al deseo de otorgar y comienza dentro de la persona una lucha entre ellas.

Solo al elevar y potenciar la fuerza buena crece la fuerza del mal y en consecuencia nosotros elevamos el bien otra vez  y el mal también crece. Este proceso continúa hasta que nosotros alcancemos un estado en el cual tengamos que tomar una decisión en esta lucha. No podemos pedir la buena inclinación ya que ésta no necesita nada, no quiere nada, sino solo otorgar en cada oportunidad que obtenga. De modo que siempre pidamos la inclinación al mal y entonces hagamos lo opuesto.

Esto es llamado trabajar con fe por encima de la razón.  Sabemos cuánto siente y sigue nuestro deseo de recibir la fe por encima de la razón. De lo contrario no tenemos forma de imaginar qué es el mundo espiritual, qué significa estar por encima de mí mismo, qué significa otorgar. Pero sabemos que es lo opuesto a nuestro deseo egoísta de recibir, el cual conocemos muy bien.

¡Así que cuando el deseo de otorgar crece, nosotros tenemos que elevar el deseo de recibir y preguntarle qué debe hacerse y luego hacer lo contrario! Así funciona.

Es por esto que nosotros no vemos la imagen del bien, no tenemos una imagen por la cual podamos parecernos al Creador. El único modo es formar una imagen opuesta al deseo de recibir. Por eso se nos dio un entorno que debe ayudarnos a convertir el deseo de recibir, es decir la intención de recibir en una intención de otorgar. A esto se le llama «arrepentirse» para retornar al Creador, la elevación de Maljut a Bina.

Nosotros no tenemos idea de lo qué es la imagen del bien sino sólo que es opuesta al mal.
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De la preparación para la Lección diaria de Cabalá del 25 de Febrero del 2013 

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