Trabaja en el árido desierto

El trabajo comienza con la pregunta, «¿cuál es el sentido de nuestra vida?» Este punto ya contiene el deseo de alcanzar la meta de la creación, cuyo significado es la adhesión con el Creador. Este es el punto final.

No tenemos idea de lo que esta adhesión significa, qué tipo de entendimiento y sensación nos aporta. Pero está escrito que tenemos que unirnos a Sus cualidades. Hay cualidades del Creador, que Él nos revela poco a poco, y nosotros tenemos que llegar a similitud con ellas.

Todas las cualidades del Creador son esencialmente la cualidad única del otorgamiento, el «bien absoluto». Esta es la cualidad que la persona tiene que adoptar, «el bien que hace el bien». En la medida en que el Creador pone de manifiesto Su bondad para con ella, a esto debe llegar a asemejarse la persona.

Esta bondad se vuelve manifiesta en relación con el prójimo, para que nos sea permitido alcanzar el otorgamiento real y no otorgar para nuestro propio bien, de manera egoísta. Por lo tanto, tenemos que ir por un camino preliminar bastante largo, avanzando poco a poco, paso a paso, a lo largo de la cadena de causa y efecto de los estados.

Nosotros comenzamos del estado que es diametralmente opuesto al Creador y nos movemos con la ayuda de la fuerza superior, con la ayuda de la Luz que actúa imperceptiblemente dentro de nosotros. Esto se conoce como la Luz Circundante, la iluminación oculta que nos devuelve a su fuente.

Al atraer esta iluminación, nos corregimos y avanzamos. Y sólo puede ser atraída mediante la equivalencia de forma. Así como el Creador se oculta de nosotros, por ahora, permitiéndonos realizar la corrección y alcanzar la verdadera cualidad del otorgamiento, tenemos que estar de acuerdo en trabajar en el ocultamiento. Así, podremos aspirar a Su atributo de otorgamiento en vez del llenado placentero que nos da.

Sin embargo, la corrección final, la meta de la creación es deleitar a las criaturas; donde el deleite está por encima de nuestras cualidades egoístas de recepción.

Por lo tanto, este trabajo toma lugar en el «desierto», en una tierra estéril, lo que significa que no sentiremos ningún resultado agradable de nuestros esfuerzos. Esto fue hecho deliberadamente, para que la persona busque posibilidades de trabajar sin una recompensa, por encima de la recompensa. Uno debe estar de acuerdo con esto y desear únicamente esto porque uno aspira a la verdad, al atributo de otorgamiento, en lugar de tratar de alcanzar de este modo una agradable sensación.

Esta preparación completa es llamada corrección preliminar, antes de entrar a la Tierra de Israel. Primero recibimos la fuerza de la corrección, la cualidad de la fe y el otorgamiento, que es llamada los «40 años de vagar en el desierto». Y después de eso, empezamos a trabajar con el deseo de disfrutar mismo, incluso este deseo trabaja en dirección al otorgamiento. Esto es llamado el trabajo en la Tierra de Israel.

Trabajar en la corrección de nuestro deseo y mejorar la cualidad del otorgamiento por encima del deseo de disfrutar se llama trabajo en el desierto, la fase de preparación. Se describe por el mandamiento, «No hagas a otro lo que odias para ti mismo». Este es un trabajo con los deseos de otorgar (Galgalta Eynaim), el pequeño estado (Katnut).

Pero en el trabajo en la Tierra de Israel ya estamos trabajando con los deseos reales: no por encima de ellos, sino directamente dentro de ellos. Esto se conoce como el «trabajo en las tres líneas». Este trabajo se hace con el deseo real de recepción, que se llama AHP, en el estado grande o adulto del alma (Gadlut).

Cuando se trabaja con el deseo de recibir para el bien del otorgamiento, en sus 4 niveles, revelamos los nombres del Creador. Es decir, que somos capaces de expresar cualidades dentro de nosotros que son iguales a Su cualidad y de grabar Su nombre dentro de nosotros. El deseo comienza a comportarse como la Luz, y así alcanza la persona la similitud, la unificación, y la adhesión con la Luz Superior, hasta que pasa a través de todos los niveles de maduración del alma y alcanza la total equivalencia y la adhesión absoluta, que es el objetivo de la creación.

(60788 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 15 de Noviembre del 2011, Escritos de Rabash)

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