Si salimos hacia la amplia audiencia sin preocuparnos por nuestra conexión interna, entonces ¿para qué salimos? Nosotros no vamos a educarlos, a hacer campaña por una vida sana, o a moralizarlos. Hay muchas otras organizaciones y asociaciones que cuentan con muchos medios, con vastos recursos, líderes con talento, y no podemos competir con ellos si no estamos equipados desde el principio con el poder espiritual de nuestra unidad. De tal manera que tenemos que entender claramente con qué nos estamos moviéndonos hacia adelante, cuál es nuestra meta, y cuáles son los medios para alcanzarla.
Nuestra meta es la revelación del Creador en el mundo, y el medio para ello es la Luz que Reforma. ¡Esta es nuestra singularidad; nosotros no tenemos nada además de esto, tampoco necesitamos nada más! Debemos tener mucho cuidado de no mezclar y añadir aquí un poco de algún otro tipo de herramientas.
Por lo tanto, el poder con el que luchamos es la responsabilidad mutua, la cual nos lleva hacia la fe, es decir, al otorgamiento. De esta manera lo alcanzamos todo; el Creador luchará y no nosotros por nosotros mismos. Sólo debemos adaptarnos constantemente para abrir el camino para Él. A esto se le conoce como la guerra del Creador, servirle al Creador.
Tenemos que recordarnos constantemente a nosotros mismos, el formatearnos siempre nuevamente para adaptarnos cada vez un poco más. El túnel por el que estamos pasando es más estrecho cada vez y tenemos que adaptarnos más y más precisamente a su tamaño, a su forma, y avanzar poco a poco en este camino. Por lo tanto, lo de ayer ya es pasado, hoy se requiere más, y mañana es necesario aún más. Tenemos que adaptarnos a las instrucciones de las fuentes y el maestro en una forma cada vez más precisa, y tratar de no olvidar y entender cuál es la meta.
A veces nos olvidamos de esto y estamos confundidos. Los Kelim se renuevan todo el tiempo y nos dejan caer de nuevo en este mundo. Se descubren los «Kelim rotos» y nos traen de nuevo abajo; nosotros debemos tener en cuenta todo tipo de factores externos que nos distraen de la meta. Por lo tanto, el grupo debe mantener, apoyar, fortalecer, y demandar de cada uno.
Si la condición de la responsabilidad mutua actúa entre nosotros, en la cual cada uno se preocupa por los demás, es responsable de ellos para que no les falte nada y tengan todo lo necesario, entonces, un grupo como éste es llamado Israel (Yashar El). Por lo tanto, merece recibir la Torá.
Según el grado en que nosotros mantengamos la garantía para afrontar todos los disturbios y todo tipo de resultados de la ruptura que se descubre en cada momento y cada vez que fortalecer la garantía y renovarla, entonces, en este grado nos ilumina la Luz que Reforma. Y por medio de ella, nos transformamos en un «reino de sacerdotes y en una nación santa».
Y nosotros debemos explicarle todo esto a la gente. Maimónides escribió una vez que a las mujeres y a los niños es necesario revelarles poco a poco este secreto, es decir, no darles todas las explicaciones a la vez. Pero Baal HaSulam escribe en el artículo «Arvut» (Garantía mutua) que ha llegado el momento de revelarles a las personas el verdadero sentido del servicio al Creador. Porque ya nos encontramos en este tipo de crisis y desesperación, la gente ya siente que ha agotado sus propios poderes y que carece de los medios para cambiar algo en el mundo. Por lo tanto, tenemos que hablarle acerca de cómo trabajar con otorgamiento mutuo en su forma más limpia. Sólo si alcanzamos un estado como éste estará todo bien.
Ni siquiera es necesario ocultarlo; esto debe transformarse en nuestro «credo», en nuestro fundamento. ¡Suponemos que el mundo debe alcanzar esta forma y eso es todo! Estos son nuestros puntos de vista y nuestro conocimiento acerca del cual habla la sabiduría de la Cabalá. Si empezamos a fingir, entonces, con ello distorsionamos y destruimos todo nuestro trabajo. Porque, según el grado en que mintamos externamente, primero tenemos que haber estado vestidos internamente en ella. Y no vale la pena hacer esto.
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De la 1º parte de la Lección diaria de Cabalá del 10/1/13, Shamati # 38 «El temor de Dios es su tesoro»
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