Una Convención que nos lleva a la eternidad

Dr. Michael LaitmanRabash, Shlavei HaSulam (Peldaños de la escalera), «El propósito de la Sociedad» (1984 parte 1): Y es por eso que estamos aquí reunidos, para establecer una sociedad en la que cada uno de nosotros siga el espíritu de otorgamiento al Creador. Y para lograr el otorgamiento al Creador, nosotros debemos comenzar con el otorgamiento al hombre, lo cual es llamado «el amor por los demás».

Gracias a ello seremos capaces de otorgarle al Creador, a la fuerza general de otorgamiento. Esto es lo que llamamos el atributo por el cual nos elevamos por encima de nuestro ego.

El otorgamiento mutuo es el amor por los demás. Si amo a alguien, yo quiero darle todo y me aseguro de que él se sienta bien. Es como si yo estuviera constantemente dentro de él y me viera a mí mismo sólo como un medio para otorgarle a él, lo cual me ayuda a trascenderme a mí mismo.

Esta es la razón por la que fue creado un gran mundo, con tanta gente dentro de él. Esto nos permite reunir y establecer un grupo donde, por medio de la conexión mutua entre nosotros, todos serán capaces de trascender su ego y ver que tienen los medios para adquirir una segunda naturaleza: el otorgamiento. De hecho, esto es lo que llamamos la salida del ego, de su sistema limitado.

Y por otro lado, estar orgullosos de que el Creador nos haya dado la oportunidad de estar en una sociedad en la que cada uno de nosotros no tiene sino una única meta, que la Divinidad habite entre nosotros.

Nuestra meta es que la revelación del mundo superior nos llene. Esto se conoce como «la revelación de la Divinidad», la cual ocurre entre nosotros. Cada uno de nosotros es un egoísta, pero cuando salimos de nuestra naturaleza y comenzamos a elevarnos por encima de nosotros mismos, se crea entre nosotros una gran fuerza colectiva, llena de otorgamiento mutuo. Nos aseguramos de lograr esta fuerza mutua cuando nos otorgamos mutuamente unos a otros, y nuestra preocupación es llamada garantía mutua.

Todos nosotros sentimos el mundo superior en esta fuerza general. Allí descubrimos las fuerzas de todas las personas que vivieron antes que nosotros y que viven en este mundo junto con nosotros, de todas las personas que se trascienden a sí mismas y viven en un estado eterno.

Esta fuerza general es un alma colectiva. No hay almas individuales separadas, sino una sola alma para todos. Pero en ella, todos sienten el mundo eterno en diferente profundidad y expansión, según la medida en que la persona se eleve por encima de su ego.

Pasamos por ascensos y descensos a lo largo de este camino que convocan diferentes estados en los que el mundo eterno parece estar cambiando. La verdad es que éste no cambia, como se nos dice: «La Luz está en absoluto reposo», pero sentimos como si cambiara, puesto que en realidad nosotros estamos cambiando. Nuestro ego está transformándose todo el tiempo, lo superamos de diferentes maneras y, en consecuencia, la imagen de nuestro mundo y las sensaciones que experimentamos son muy dinámicas.

De esta manera, nosotros avanzamos hasta que todo esté totalmente revelado y este es el final de la corrección. Todas las personas en este mundo tienen que alcanzar eso. Incluso si los cuerpos cambian, nuestras partes espirituales siguen siendo las mismas. Los cuerpos nos separan de la sensación general en los individuos, pero si dejamos el cuerpo, de inmediato sentimos un solo mundo y nos sentimos como uno. Hacia allí precisamente es que nos dirigimos.

Los esfuerzos que hacemos en la convención dependen de nosotros. Podemos experimentar este estado eterno por un par de minutos. Esto puede ser temporal y puede desaparecer, pero el fenómeno realmente permanecerá y nos atraerá hacia delante con fuerza para ayudarnos a superar las fases futuras.

Si realmente hacemos grandes esfuerzos, entonces, además de este mundo nosotros sentiremos el mundo espiritual y viviremos en dos mundos. Todo esto depende de nosotros. Si podemos pensar inicialmente en esto y nos preparamos para ello, entonces, quien llegue a la convención se unirá a nosotros y todos avanzaremos juntos.

Así que esperemos la revelación del mundo superior, la cual siempre vemos como la meta que se alcanza por medio de nuestra unidad.

Y a pesar de que todavía no hemos logrado esta meta, es decir, que no hemos sentido el mundo superior al salir nuestro ego, tenemos el deseo de lograrlo. Y esto, también debemos apreciarlo.

Es cierto que apenas acabamos de comenzar, pero esperamos alcanzar la meta, y esto debemos apreciarlo. Depende de nosotros y depende de nuestros esfuerzos. Se nos dice: «La persona puede comprar su mundo en una hora». Si las personas que son parte de un grupo realmente quieren trascenderse a sí mismas, ellas sentirán realmente este ascenso.

(107176)
De una charla sobre la preparación para el Congreso de Nueva Jersey del 5/10/2013

Material relacionado:
La convención en nueva jersey: Unidos en uno
Convenciones: rompiendo la cascara del viejo mundo
Anularse uno mismo y conocer-revelar-conectar

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *