Y se levantó un nuevo rey en Egipto…

laitman_2009-11-19_9494[1]El Zóhar, capítulo Shemot, punto 250: …Por temor a que se mezclaran las tribus con el resto de las naciones, que apreciaban a Israel, Él los exilió a Egipto, quienes eran soberbios y despreciaban y aborrecían a Israel.

Y ellos estuvieron allí hasta que la maldad de los amorreos fue colmada y ellos llegaron a su propia tierra, pues ya no existía el temor de la mezcla con el resto de las naciones.

¿Cómo nos acercamos al estado deseado en el que podemos establecer dentro de nosotros la línea media que es nuestra semejanza a la Luz, al otorgante, al Creador?

Precisamente por cuenta de que dentro de nosotros se revela el estado que se denomina “el exilio de Egipto”.

Nuestro deseo egoísta crece hasta tal nivel que nos sentimos encerrados en él. Este deseo domina sobre nosotros.

Entonces, empiezo a distinguir entre yo y mi naturaleza, entre yo y mi egoísmo, entre yo y mis cualidades.

Quisiera cambiarlos pero no puedo. Veo que ellos abusan de mí, que me arruino a mí mismo, a mi vida, la vida de mis familiares y de todo el mundo.

Me someto a mí y a los demás al peligro, porque estoy en este egoísmo creciente sin límites, sin alguna posibilidad de detenerlo. No puedo hacer nada con él.

Entonces, llega el estado en que el hombre empieza a  entender que la fuerza que actúa en él es una fuerza ajena. Él no se identifica  con ella.

Él empieza a sentirla como su enemigo. Esto se determina “Y se levantó un nuevo rey en Egipto”.

El Hombre empieza a sentir que se rebeló un nuevo poder, que esto no soy yo, sino algo me hace esto: la Naturaleza o el Creador, pero no yo. Y no sé como liberarme de este poder.

Pero a medida que el hombre empieza a ver su deseo de disfrutar como ajeno a si mismo, empieza a conocer al Creador, a aquel que organiza todo esto para él.

Él tiene ya la misma actitud y al Faraón y al Creador. Dentro de él ya surge la contradicción interior, la percepción de que existe la Fuerza Superior que le hace todo lo que le ocurre.

Pero esta revelación no llega por sí misma, sino que sólo después de muchas horas de estudios, de la unión con los amigos en el grupo, del trabajo en la difusión, cuando uno en la práctica estudia la ciencia de la Cabalá.

(Extracto de la lección nocturna sobre el libro del Zóhar, correspondiente al 25 de marzo 2010).

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