La Torá, Números, 17:3: Incluso los incensarios de estos hombres que han pecado a costa de sus vidas y se hacen planchas batidas para cubrir el altar, para que se conviertan en santos, porque las ofrecieron delante del Señor, como sean una señal a los hijos de Israel.
Debido a que los incensarios (vasijas) no fueron utilizados como fueron diseñados, es decir, con intención de otorgar, tienen que transformarse en algo completamente diferente, en una cubierta que oculte esos deseos, pecados y transgresiones, los cuales no permiten que la gente esté en total otorgamiento al Creador, porque están ocultos por la tierra.
El castigo del Creador siempre es muy simple. Me presento ante Él con el deseo de realizar una acción dirigida sólo a amar y otorgar, pero en ese momento, se revela una plataforma ideológica de deseos y pensamientos diarios.
Resulta que no coincide con el nivel que yo quería y esperaba alcanzar en mi ascenso. Entonces la tierra me trague (tierra – Eretz se deriva de la palabra Ratzón – deseo), es decir, los verdaderos deseos que ahora se revelan en mí. Entonces es claro dónde está el Creador y dónde estoy yo.
Dice que los incensarios ‘fueron ofrecidos ante el Señor’, es decir, que las acciones reales eran buenas, pero las intenciones eran corruptas. Esta es la razón por la que los santos incensarios son transformados en placas batidas que se convierten en una cubierta, que no permite que el placer entre en el ego.
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De Kabtv «Secretos del Libro Eterno» 27/may/15
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