Sé tu propio fiscal y juez

Cuando la pregunta sobre el sentido de la vida (el punto en el corazón) se eleva en una persona, la Cabalá se vuelve hacia él o ella y le dice: «Si cambias tu actitud hacia la Luz, revelarás el sistema de 125 grados de la Luz, de la propiedad de otorgamiento«. Las transformaciones que tendrás que pasar en relación con la Luz son consideradas como «Mishpatím» (leyes). Los estados que estás pasando son llamados ciclos de vida (Guilgulím). La propiedad que reside en cada uno de los estados se llama un alma. En otras palabras, estamos hablando de la encarnación del alma.

El capítulo semanal «Mishpatím» (leyes, resoluciones judiciales) fue escrito de una manera muy completa. Esto nos demuestra todos los ciclos por los tenemos que pasar en el transcurso de 125 grados espirituales hasta el final de la corrección, al avanzar desde los estados más distantes del Creador hacia los más exaltados y más cercanos grados a Él. Por lo tanto, se titula «Mishpatím» (Leyes), en el que debes ser tu propio fiscal y juez, y ¡nadie más!

La Torá apela a ti: «. Nombra jueces y oficiales en todas tus puertas». En cada puerta que conduce al Creador, tienes que llevar a cabo un juicio y dar un veredicto  para saber quién y qué eres, cómo ordenar tus deseos, con cuáles de ellos avanzas, y cuales pones de lado por ahora.

Nosotros no trabajamos con «Lev ha Éven«, nuestro «corazón de piedra», ni tampoco trabajamos con el “esclavo”. Un “esclavo” debe asistir solamente, estando presente durante la evolución, pero sin tomar decisiones; hay un señor por encima de él, el «Rosh» (cabeza), y el primero se cancela ante el señor y de tal modo avanza.

Todo está dentro de una persona, que es un mundo pequeño. Es por eso que tiene que haber una criada y una señora, un esclavo y un señor, una viuda, un rico y un pobre, todos los cuales son los deseos de nuestra alma, y todos los cuales se despliegan al mismo tiempo. No pasas de un nivel a otro, pasando del estado que se llama «esclavo» al estado de «señor», al de «Cohen» (sacerdote), y así sucesivamente. En cada nuevo paso, estás compuesto por todos los deseos a la vez, cada uno de ellos en una condición determinada. «Una persona es un mundo pequeño» significa que en cada estado, contienes todo lo que hay.

Yo no evalúo ni verifico mis deseos con el libro: «Este deseo no es bastante bueno, tengo que arreglarlo. Pero este es necesario mejorarlo, así que déjame “sintonizarlo”. Más bien, analizo cada deseo en relación con la Luz.

Tengo que atraer la Luz de la derecha para que afecte a mis deseos. Está escrito: «En Tu Luz veremos la Luz». Bajo la influencia de la Luz, me examino a mí mismo y demando que la Luz regrese y me reforme. Y cuando veo que todas las correcciones son completadas, es decir, que el juicio ha terminado, merezco llenado. Entonces la Luz retorna por tercera vez.

En otras palabras, con la primera venida de la Luz, reconozco mi mal. Con la segunda venida de la Luz, soy reformado. Con la tercera venida de la Luz, obtengo llenado.

Así, cuando transitamos de un estado a otro, atravesamos tres sub-estados, después de lo cual completamos la corrección de un grado y pasamos al siguiente. Esto quiere decir que terminé mi Guilgúl (encarnación, ciclo de vida), mi trabajo con una serie de deseos que se revelan a mí en un grado espiritual determinado.

(34492 – De la lección sobre la porción semanal de Torá del 26 de Enero del 2011)

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