Pregunta: Cuando veo cómo vive la humanidad, no veo ningún tipo de libre albedrío. Alguien estableció las condiciones iniciales y finales para nosotros, y seguimos funcionando a partir de este punto hasta la meta. ¿Dónde está nuestra libertad, entonces?
Respuesta: Estás absolutamente en lo cierto. No podemos elegir ni los estados de la creación: uno, dos, tres (comienzo, cambio, fin), ni las etapas de nuestro avance del estado uno al estado tres. Todo está ya predeterminado.
Nací con características preestablecidas y debo actualizar el programa instalado en mí, yo soy corrupto y debo llegar a la corrección final (Gmár Tikún). Es claro hasta qué punto soy corrupto y lo que seré una vez que sea reparado. Además, mi camino completo a la corrección ya ha sido escrito, paso a paso.
Si soy consciente de este camino, empiezo a entender cuan estrictamente conectado está todo, como en un motor en el cual cada parte se mueve después de la otra, en una secuencia determinada. La «Torá» se deriva de la palabra hebrea para «manual» (Oraá) lo que significa que se te dan instrucciones precisas que no dejan espacio para ningún grado de libre albedrío, ¡excepto uno! ¿Deseas adquirirla a través de tu libre albedrío, a través de tu elección personal, o prefiere estar obligado a hacerlo? Ahora escoge si lo harás al ejercer tu libre albedrío o al ser golpeado hasta que lo hagas de buena gana.
Y esta elección no implica evitar el sufrimiento. Cuando eliges evolucionar por tu propia voluntad, caminas la senda del alcance, desarrollo y experimentas la grandeza de la espiritualidad, sintiéndola como algo infinitamente exaltado.
El punto que tienes dentro, que desea conocer el mundo espiritual después de haber subido por encima de tu deseo material, egoísta, se llama «tú mismo». No puedes evitar este estado, pero depende de ti cómo vas a entrar en él.
(32117 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 07/01/2011, «La Libertad»)
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