El largo camino hacia el templo, parte 3

Dr. Michael LaitmanEl nacimiento del método de conexión

Abraham aprendió de los cabalistas que vivieron antes que él, empezando con Adán, el primer hombre. Abraham entendía que el egoísmo humano se expandía de generación en generación, haciéndonos así más egoístas; este nos separa y obliga a explotarnos los unos a los otros.

Es por esto que eventualmente nos acercamos a un estado en el que empezamos a usar nuestro egoísmo de forma correcta, es decir, hacer esfuerzos para elevarnos por encima de este.

Más aún, permanecemos como completos egoístas incapaces de ascender por encima de nuestros egos aunque nos damos cuenta de que nuestro egoísmo es la razón de todos nuestros problemas. La antigua Babilonia sufría mucho por su egoísmo; la humanidad continúa sufriendo por esto hoy en día. Nuestro egoísmo arruina nuestra vida.

El descubrimiento de Abraham le hizo reunir un grupo de discípulos que estaban listos para elevarse por encima del egoísmo que ardía en cada uno.

Él encontró muchas personas con quien reunirse en un grupo y que estaban dispuestas a ascender por encima de su egoísmo porque no eran egoístas completos como nuestros contemporáneos. Su egoísmo era mucho más débil que el nuestro. Es más, ellos recordaban cuán buena era su vida antes de empezar a odiarse entre sí, antes de la construcción de la Torre de Babel.

Cuando empezaron los tiempos difíciles, no había nada para ellos sino la división y dispersión en todo el mundo. Muchos de ellos sintieron que Abraham les ofrecía, en realidad, un verdadera solución a su problema, entonces se unieron a él y Abraham empezó a enseñarles el método de la unidad.

Es así cómo se originó un grupo que se llamó a sí mismo ¨Isra-El¨(es decir ¨directamente hacia el Creador¨). Ellos se esforzaron por revelar la fuerza superior que los conectaba y moraba entre ellos. Mientras exploraban la fuerza superior se dieron cuenta de que el mundo en el que viven es así. La red que construimos entre nosotros, de hecho, es la fuerza superior.

Más tarde, el grupo de Abraham creció y formó una nación llamada ¨Israel¨. Israel es el pueblo que se esfuerza por la unidad y que trabaja en construir la conexión entre ellos, por encima de su rechazo.

Ellos valoran el poder de la separación porque les da una oportunidad para aplicar más esfuerzos en su búsqueda de la unidad, así les permite reconocer la fuerza de la naturaleza – el sistema del gobierno superior.

La fuerza de rechazo y el poder de la unidad son dos fuerzas esenciales opuestas de la naturaleza, como el más y el menos, el norte y el sur. Uno no puede existir sin el otro.
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De Kabtv ¨Una vida nueva¨ 5/jul/15

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