El poderoso y exaltado ideal de otorgamiento

Pregunta: ¿Que es la “fe” de la que la Cabalá habla?

Respuesta: Fe es la Luz de Jassadim (misericordia), la fuerza de otorgamiento o Bina, la propiedad del Creador, la naturaleza. Si la propiedad de la fe toma tu deseo de recibir placer, tú llegas a entender que es en realidad el otorgamiento.

Para recibir una impresión de otorgamiento, tú tienes que comenzar a sentirlo y conocer su sabor. De este modo, sabrás qué es. Tal unificación de opuestos irreconciliables parece imposible, pero la intención de otorgar comienza a gobernar sobre el deseo por el placer y este desea ser usada para otorgar.

Tal propiedad es observada aun en un deseo de envidia, el cual siente al otro como parte de sí mismo. En este caso, no puede ser otorgamiento autentico. Esto es como una madre que es considerada como la que da, ya que la naturaleza la fuerza a sentir que su niño es una parte vital de ella misma. Ella cuida más de él que de sí misma puesto que ella lo ve cómo su parte más preciada.

De ahí, aunque una madre otorgue a su hijo, alguien que está fuera de ella, no se considera que ella haya alcanzado los grados espirituales y que actúe por el bien del otorgamiento. Esto es únicamente un instinto natural.

Para que el deseo de recibir comience a trabajar con la intención de otorgar, tiene que recibir la Luz superior, la fuerza especial. Nosotros solo decimos que viene de un lugar exterior. De hecho, despierta en una persona y provoca en esta el deseo de otorgar a otro, el amor por él.

“Otro” es una persona por la cual yo previamente sentí odio y distancia. Yo no lo sentí como si tuviera relación conmigo, más bien lo sentí como un extraño, alguien de afuera. A pesar de todo esto, de repente yo siento el deseo, la capacidad y la aspiración de otorgar y satisfacerlo. Yo quiero verlo como a mí mismo, mientras me doy cuenta que no necesito nada a cambio.

Si yo espero recibir placer a cambio, es como si actuara de manera egoísta. Esto es, el otorgamiento no debería traer ningún placer. Por el contrario, me hace sufrir ya que para poder otorgar a otro, tengo que privarme a mí mismo. Entonces, ¿Qué podría hacer que yo quiera dar?

Por eso, recibimos una fuerza especifica llamada la Luz que Reforma. Yo comienzo a sentir que por una parte estoy tratando con un extraño del cual yo deseo recibir, tomar algo que él tiene. No obstante, en cambio yo recibo una fuerza externa que me permite otorgarle sin recibir ningún placer o beneficio de esto directamente.

Si yo fuera a disfrutar del otorgamiento, inmediatamente y de manera directa esto será egoísta. Sin embargo, no lo siento naturalmente como parte de mí y no disfruto al otorgarle a él. Es de otra forma. Yo supero mi deseo egoísta, el cual no se llena y se vuelve aun más vacio que antes y transfiero todos mis esfuerzos y llenados hacia él.

Si me preguntaran, porque estoy haciendo esto, no tendría una respuesta en mi egoísta deseo de recibir. Aunque hay otra respuesta. Lo que siento es la grandeza del Creador, mi conexión con el superior; yo lleno el deseo del Uno que está más arriba que yo. Soy motivado por un ideal mucho mas exaltado. Sin embargo, las palabras no pueden explicarlo ya que el ego siempre las retorcerá para obtener una compensación de esto.

(44245 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 29 de Mayo del 2011, Shamati # 40)

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