Las ciencias de nuestro mundo cambian constantemente, todo el tiempo tenemos que rectificarlas y mejorarlas sin interrumpir la búsqueda.
Todo lo que nos parece hoy totalmente claro, mañana no es tan incuestionable, y quizás, lo que hoy fue considerado como benéfico, mañana parecerá dañino. Nuestro deseo cambia todo el tiempo y nosotros descubrimos en él una ciencia nueva.
Y dado que el deseo de recibir el placer puede cambiar para convertirse en lo contrario cada día, entonces incluso lo saludable puede volverse algo dañino.
Además, al actuar con nuestro único deseo egoísta, nosotros utilizamos todos los descubrimientos hechos en la naturaleza en aras de nuestro egoísmo, y por eso todos los resultados del desarrollo de la ciencia nos perjudican.
Es decir que siempre la utilizamos para el mal. Y vemos que la ciencia se desarrolla fundamentalmente porque la necesitamos para las guerras y el exterminio mutuo. Si no fuera por esto, no nos desarrollaríamos en absoluto.
Todos los grandes descubrimientos científicos están al servicio de nuestro egoísmo.
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