Pertenecientes a un órgano espiritual

thumbs_laitman_528_04Baal HaSulam, «Un discurso para la conclusión del Zóhar»: Nuestros sabios dijeron: «Hazte un Rav y cómprate un amigo». Esto significa que uno puede hacer un nuevo entorno para sí mismo. Este entorno le ayudará a obtener la grandeza de su Rav través del amor de los amigos que aprecian al Rav. A través las discusiones de los amigos acerca de la grandeza del Rav, cada uno de ellos recibe la sensación de su grandeza. Por lo tanto, el otorgamiento al Rav de uno, se convertirá en recepción y en la motivación suficiente hasta el punto de que lo llevar a uno a ocuparse de la Torá y las Mitzvot Lishmá.

Ellos dijeron que, «La Torá se adquiere por medio de cuarenta y ocho virtudes, al servirles a los amigos y por la meticulosidad de los sabios». Esto es así porque además de servirle al Rav, es necesaria la meticulosidad de los amigos, así como la influencia de los amigos, es decir que ellos lo afectarán al elevar la grandeza de su Rav. Esto es así porque la obtención de la grandeza depende totalmente del entorno, y una sola persona no puede hacer nada de eso en absoluto.

Sin la presión del grupo, sin tener la sensación de que el entorno valora altamente al mentor espiritual, la persona no puede estimarlo. El egoísmo no le permite hacerlo. Está claro que aquí necesitamos la ayuda de la sociedad; sólo esta puede obligarnos a tener la actitud correcta hacia el maestro, a través del cual recibiremos ayuda desde Arriba.

Un maestro es un grado más elevado, y el grupo debe inculcar la importancia de este mayor grado en la persona. La diferencia entre el mundo material y el espiritual es que es suficiente con que el estudiante siga las instrucciones del maestro, haciendo algún trabajo material junto a él, y esto ya lo conectará con el maestro a pesar de no haber alcanzado las mismas propiedades espirituales. La simple ayuda es suficiente para establecer una conexión con el grado más elevado y empezar a recibir la Luz que Reforma.

Sin embargo, todo esto es posible sólo bajo la condición de que la persona venere al maestro. Y esto está en contradicción con la naturaleza humana, y es por eso que esto se puede lograr sólo por medio de la influencia del entorno. Cuanto más venere el entorno al maestro, más fácil es para la persona bajar la cabeza ante él y así obtener ayuda desde arriba, según el orden de los grados espirituales.

Las diez Sefirot de la vasija espiritual de la persona son sus amigos, y la fuente superior de la que ellos reciben la Luz, es el Maestro. De esta manera asciende la persona los peldaños de la escalera.

Estar en este mundo imaginario nos da una oportunidad única, por medio del uso de nuestro deseo egoísta, al entrar en contacto con el nivel espiritual superior y también al construir nuestra unión espiritual por medio de la conexión material con los amigos. De lo contrario, no habría ninguna posibilidad de conectarnos con el deseo de otorgamiento desde la profundidad de nuestro egoísmo.

Es este material, la forma imaginaria que nos permite utilizar nuestro deseo egoísta para elevarnos a los grados espirituales con la ayuda de las acciones físicas. Así sucede hasta que alcanzamos la cima de la escalera espiritual: siempre permanece la misma actitud hacia el grupo y el maestro. Cuanto más alto ascienda la persona, más elevada o más baja se siente a sí misma, en función de su estado. Ella aprecia más al grupo y ama a los amigos o viceversa, los odia más. También, el maestro le parece más insignificante, o más exaltado.

Esta conexión no se pierde nunca. No es importante en qué mundos existen los amigos y los maestros, si existen en este mundo o si parte de ellos ya han entrado en el otro mundo, es decir, han perdido su forma material. En general, su relación con los demás se conserva siempre en la estructura del alma como si pertenecieran a un mismo órgano espiritual.

 (109185 – Desde la preparación para la lección diaria de Cabalá del 6/5/13)

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