Cuando el deseo de recibir comienza a desarrollarse desde cero, al principio es sólo el deseo de preservar la vida. Después, al deseo se le añade la intención, ¿por qué lo hago? ¿por qué lo necesito?
Los grados iniciales del deseo de recibir se preocupan sólo por su existencia; los grados inanimado, vegetal y animal no son llamados malvados. Es sólo la naturaleza y no hay maldad en la naturaleza de plantas y animales. Puede parecer así, pero los animales no tienen la intención malvada de dañar al otro. Incluso si el depredador ataca a la presa, inicialmente no tiene el objetivo de dañarla, quiere satisfacer su hambre y nada más.
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Sin embargo, el deseo de recibir que usa o disfruta dañando a los demás, es ego del nivel humano. Nos desarrollamos cuando sólo queremos quitarle algo a otros. Aún, no es llamado maldad real, porque sólo quiero tomar posesión, porque me gusta. No tengo intención de dañar a nadie, sólo quiero complacerme.
Pero, cuando quiero dañar al otro y siento alegría por su humillación, por su dolor, comienza el ego vil y real. Para llegar al verdadero mal, necesitamos desarrollar nuestro egoísmo.
Por eso, ahora nuestro mundo está entrando en una etapa donde la gente comienza a disfrutar humillando a otros. No necesito tus posesiones, pero quiero que sientas que estoy por encima de ti y que tienes que obedecerme.
Un grado incluso más elevado es cuando hago todo para asegurar que obedezcas y que me sirvas con gratitud ¡Aún cuando no quieres amarme, te forzaré! Esas son Klipot, fuerzas impuras reales.
De la lección diaria de Cabalá 14/mar/22, “Ganar la guerra (contra la inclinación al mal)”