Jugando por una nueva verdad

Pregunta: Si el entorno no me convence de que el otorgamiento es bueno y agradable, nunca lo alcanzaré. Sin embargo, por otro lado, si no busco el otorgamiento, el entorno tampoco quiere esto. ¿Cómo romper con este círculo vicioso?

Respuesta: Debemos acordar un juego con los demás. Rabash escribe al respecto en sus artículos sobre el grupo y su propósito. Nadie llegó aquí con el deseo de listo para unirse con los otros, sino que decidimos que queríamos actuar de esa manera.

Estas quejándote de que es imposible avanzar sin deseo, pero si lo tuvieras, habrías avanzado de forma egoísta, en este mundo material. Sin embargo, ¿cómo avanzas trascendiendo este deseo egoísta? Tú necesitas elevarte por encima de él, y por eso hacemos un pacto en nuestro entorno que valoramos el otorgamiento por encima de la recepción.

Entendemos cómo funciona en teoría, pero en realidad no lo sentimos. Por lo tanto, necesitamos jugar el juego del otorgamiento que se describe como, “trabajé y hallé”. Fingimos que la meta es muy importante para nosotros, aunque en realidad no vemos ninguna importancia en ella. No estamos engañándonos a nosotros mismos. Lo admitimos, pero decirlo que no nos incomoda.

Estoy inmerso en mi egoísmo en este mundo, pero para elevarme al siguiente escalón, para ascender en el mundo superior, juego esto con los amigos como si fuera de vital importancia para alcanzar este mundo futuro, el grado de Bína, amor y otorgamiento. Si todos ante mi fingen que es importante, aceptaré que es verdad. De lo contrario, permaneceremos siempre en nuestro ego. Si no fuerzo sobre mí los valores que son más elevados que los que tengo hoy y no los acepto por encima de la razón, nunca los alcanzaré.

Si el entorno juega constantemente así conmigo, este juego con el tiempo se convertirá en mi segunda naturaleza. Sin embargo, tú no quieres jugarlo. En cambio, ¿deseas permanecer en «honesto«, sin corromper su corazón? Puesto que no hay nada más en el corazón, excepto el egoísmo, ¡allí es donde serás pegado!

Sí, admito que sólo hay egoísmo en mi corazón, pero finjo para estar por encima de él. No puedo ordenar mi corazón para sentir de manera diferente, pero deseo recibir un corazón nuevo, uno diferente. Ahora, actúo como si no tuviera este corazón egoísta, como si saliera de él y comenzara a tratar todo solamente con el otorgamiento.

Me elevo por encima de todo lo que tengo dentro. Hay algún salvaje que está viviendo dentro de mí con quien no quiero tratar más. ¡Que sufra allí dentro de mí, pero yo, yo mismo estoy cambiándome a otro sistema, a otro cuerpo! El entorno me afectará y por ello lo hará la Luz superior. Sin embargo, ¡tengo que presionarme para poder llegar a ella! No quiero oír ningún argumento, no dejo que tales personas siquiera se acerquen a mí.

Debemos convenir en que todos juntos estemos en una especie de juego, trabajando, uno para el otro. Si no hago mi labor, los debilitaría a todos, y el daño que retorna a mí aumenta varias veces. Por lo tanto, no debo temer a reunir las condiciones de la garantía mutua, de lo contrario, sufriré muchísimo. Arvút (garantía mutua) es un arma terrible, un arma de doble filo.

(32797 – De la lección diaria de Cabalá del 10 de Diciembre del 2010, Baal HaSulam, Carta N º 13)

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