Las palancas para controlar el mundo espiritual

Pregunta: ¿Cómo puedo dirigir mis acciones de diseminación hacia la raíz espiritual con la mayor intensidad? ¿Cómo puedo imaginar el proceso espiritual al cual corresponden mis acciones? ¿Dónde está el mundo en el que disemino, dónde estoy, y dónde se encuentra el grupo de hombres en esta situación?

Respuesta: Estás haciendo preguntas que ya pertenecen al siguiente grado. En otras palabras, quieres sentir la realidad de tus acciones: ¿Cómo se manifiestan exactamente, dónde están esas palancas, hilos, instrumentos que uso para controlar cuando edito materiales, disemino, o hago algo? ¿Cómo estoy actuando exactamente?, ¿en qué dirección va todo esto?

En general, por ahora todo este trabajo es para la unidad general, es decir no para el alcance directo de un grado más alto, sino por la unidad en nuestro grado. Tan pronto como nuestra unidad se vuelva de alguna manera similar a la Luz superior, esta Luz comienza a influirla y nos eleva de acuerdo a su nivel.

Esto significa que todo lo que haces afecta sólo a la unidad ¡Y nada más! Pero tan pronto como esto llegue a cierta fortaleza, a un cierto umbral, el contacto entre esta unidad y la Luz inmediatamente comienza a aparecer. La Luz influye en esta unidad; comienza a manifestarse en esta y a sentirla. Entonces nuestro intento de unirnos se vuelve real. Y aquellos que se unan a este deseo unido y lo completen comienzan a percibir lo que sea que se manifieste en este deseo común según el grado de su participación.

Imaginen que mil personas están participando en la creación del deseo colectivo, tratando de elevarse por encima del egoísmo y crear una cierta generalidad de deseo a través de todas las acciones posibles. Ellos ligeramente se elevan sobre la ruptura de este deseo y aspiran a la unidad. Esta aspiración y esfuerzo atrae la manifestación de la Luz en este deseo.

Cuando sus esfuerzos llegan a una cierta fortaleza, la Luz se manifiesta en su acción por encima del deseo y se coloca en un cierto nivel dentro de este deseo. Este, entonces, se convierte en un deseo común, y esta cualidad superior se manifiesta en el.

Y cuando participas en este deseo común al darle, digamos, diez libras de tu esfuerzo, percibes lo que está sucediendo en este al grado de esas diez libras. La Luz y el Creador se pueden manifestar en este, hasta el grado de un millón de libras, pero sólo lo percibirás según el grado de tu participación.

Pregunta: ¿Es suficiente imaginar la unidad?

Respuesta: Claro que lo es. Pero una vez más, la unidad dependerá de los esfuerzos colectivos, y lo percibirás según el grado de tus esfuerzos personales. En otras palabras, dependes tanto de ti mismo como de los esfuerzos colectivos.

Dependes de esto último porque de otra manera la Luz no se manifestará. Pero la intensidad de la Luz, el grado que te será revelado, depende de tus esfuerzos personales. En otras palabras, este deseo común puede llegar hasta cincuenta millas, pero tú sólo sentirás un ascenso de cinco pulgadas.

Pregunta: ¿Puedo ayudar en los esfuerzos colectivos al imaginar dentro de mí el deseo que realiza este esfuerzo? No pienso que deba ir con cada persona y decirles:»¡Vamos a hacerlo!»

Respuesta: Tu deseo es tu participación real en este esfuerzo colectivo. Los otros ni siquiera necesitan saber de ti. Puedes vivir en algún lugar del Polo Norte ¿Qué importa? Incluso si no estás conectado con ellos de ninguna manera, tu deseo es tu participación real. Y si tenemos éxito, todos tendrán éxito, sin importar su ubicación en el mundo.

Después de todo, todos nuestros deseos están interconectados mutuamente, y somos participantes en un campo único.

(45583 – De la Lección 2, Convención en Moscú del 6/10/11)

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