¿Qué necesitamos añadirle a la creación?

No hay nada nuevo en el universo. El Creador es inamovible. Todo fue hecho y completado de esta manera, y no falta nada. En ese caso, ¿Qué necesitamos añadirle a la creación? ¿Cómo podemos complementarla?

Está escrito en la Torá que cuando Dios creó al mundo, Él «vio todo lo que Él había hecho, y era muy bueno». ¿No vio y supo Él esto antes? ¿Confirmó que todo había salido bien sólo tras completar la acción? ¿Por qué los sabios nos lo relatan usando esas palabras?

Existe sólo una fuerza que opera en el mundo: el Creador. No discutimos  aquello que existía antes de la creación del mundo porque percibimos la realidad desde la visión de la creación. Nunca podemos percibir lo que precede a su existencia.

Actuamos de acuerdo a los principios de «Por Tus acciones, te conocemos», y «uno juzga de acuerdo a sus propias faltas». Venimos siempre al Creador (Boré) desde dentro de nuestras propiedades cuando Lo revelamos, lo que es llamado «ven y ve» (Bo-Reh).

Esto significa que no se refiere a alguna fuerza que es revelada, sino al ser creado revelando esta fuerza en el interior. Para este propósito, la criatura necesita que se le dé la sensación y entendimiento de lo que representa, dónde está, quien lo engendró y creó, así como otros detalles de percepción que reflejan su estatus.

Por esta razón, la criatura experimenta cambios hasta que todo el bien del Creador es revelado. Todos esos cambios vienen del fin de una acción, la cual está oculta en el pensamiento inicial. Desde el principio, el Creador desea que la criatura llegue a ser como Él y exista en el mejor estado posible.

El punto inicial del Creador debe llegar a ser el punto final de la criatura. Una vez que ambos están soldados en uno, todo comienza a desarrollarse y abrirse en relación a la criatura.

Sólo la absoluta bondad viene del Creador. Todos los procesos se derivan de Su amor absoluto. Él ya ve a la criatura en su estado final; sin embargo, todos los grados, fuerzas, y alcances deben desarrollarse uno tras otro en la criatura misma. Esta necesita experimentar diferentes estados contradictorios con el fin de aprender acerca de sí misma y alcanzar al Creador.

La criatura necesita añadir su «yo» al punto final de igualdad y unidad con el Creador, y este «yo» necesita participar completamente en el estado perfecto. Por esto está escrito que el estado final difiere «620 veces» del estado inicial. La criatura añade todo su deseo, entendimiento, comprensión, sentimientos, y sensaciones a este, y entonces se vuelve un legítimo socio similar al Creador.

(32613 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 12 de Enero del 2011, «¿Qué es eso que está escrito y debe regresar a sus corazones?»)

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