Trabajando en sincronía

Todo está en dependencia del entorno. Este tiene que hacerme más sensitivo a los retos que la fuerza superior, la cual existe entre nosotros y nos motiva a cada uno a la unidad integral, constantemente expuesta ante mí.

De un lado, yo puedo estar plenamente, perceptualmente sintonizado con sus finas vibraciones. Del otro lado, puedo estar bajo la influencia del entorno que me rodea, la sociedad a la que pertenezco, al grupo, y puedo comprender como reaccionar a sus influencias correctamente. Así es como debemos actuar en todo momento.

El Creador me transforma a cierto grado, así que yo comienzo a sentir el entorno y a mí mismo un poco diferente, y yo armonizo de acuerdo con ello. Y entonces eso es Él otra vez, Su acción, luego mi acción nuevamente y yo. Es como ascender usando las dos piernas. Así es como avanzamos,  a través de la sincronía interna de nuestro “instrumento”,  al dialogo con el Creador.

Si nosotros lo percibimos a Él correctamente, comenzamos a trabajar en sincronía, lo que se refiere al “trabajo del Creador” ya que Él es quien trabaja. En lo que se refiere a nosotros, solo necesitamos reaccionar y sintonizarnos correctamente. No tenemos que hacer más que construir el entorno adecuado para nosotros: El Creador de un lado y el grupo en el otro, y yo en el centro, automáticamente reaccionando a todo.

Yo mismo no puedo influirme, así como no puedo trabajar por mi cuenta solamente; es por eso que necesitamos una plegaria colectiva. No te enfoques en ti. ¿Quién soy yo para enfocarme en mí? Yo no puedo hacerme nada, ¿puedo? Toda tu vida demuestra que nosotros no podemos cambiarnos, no importa lo que hagamos.

Lo que somos es lo que seremos, a menos que comencemos a cambiar bajo la influencia de dos razones:

1. El Creador, la fuerza integral que llena el espacio entre nosotros.

2. El grupo, el resto de las personas excluyéndome a mí. Ellos forman partículas llenas del Creador, dentro de las cuales yo habito.

En esencia, yo tengo que encontrar armonía con las demás partículas. Entre ellas y el Creador hay armonía, y solo yo no estoy en balance en relación con ellas, no estoy en el estado correcto o integrado. Este es el trabajo de la persona, su sintonía con el grupo.

Mientras más me acerco a esa armonía, comienzo a sentir el mundo superior. Yo no siento la presencia del Creador “en un lugar externo” sino entre nosotros. En el vacío entre nosotros, donde están todas estas “partículas elementales” (nuestros deseos), yo comienzo a sentir los deseos de todos, mientras la Luz está entre ellos.

La fuerza que nos llena, el deseo integral conformado por deseos individuales interconectados, es llamada Kli, vasija, o Máljut. Y la Luz que es revelada entre nosotros en nuestras aspiraciones compartidas hacia la espiritualidad es a lo que llamamos Luz Superior o Creador. Esto es lo que sentimos, y es esto lo que significa el mundo superior.

(33214 – De la lección 2 en Moscú del 16 de Enero del 2011, «La oración de muchos»)

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